"Escuche, es que necesito hablar con el mecánico". "Es que le necesito explicar al mecánico que se me ha roto el coche". En ambos casos, la respuesta de Lorena Chico, propietaria de Talleres T-Roc es idéntica: "El mecánico de este taller soy yo", responde a unos clientes que, atónitos, no se lo acaban de creer.
Pues sí. Con 35 años, Chico acaba de abrir su propio taller mecánico en Fuenlabrada. En estos primeros meses -apenas lleva medio año abierto-, tal y como explica en la pieza elaborada por el Telenoticias del fin de semana de Telemadrid, está intentando hacerse con una buena cartera de clientes, pero no siempre la receptividad para dejar en sus manos el vehículo es positiva, únicamente por tratarse de una mujer.
Pese a la evolución de la sociedad y la búsqueda de la igualdad, no siempre la confianza es absoluta cuando la que recibe al cliente es una mujer. "Ha habido personas que se han llevado su vehículo al conocer de que iba a estar en manos de una mujer, es verdad que duele, porque hay personas que no te dan siquiera un voto de confianza, por lo menos déjame que lo revise, que te diga cuál es la avería, que te dé un presupuesto...", relata en primera persona contrariada.
Uno de sus clientes, Pablo Escalona, considera que "el problema que tiene este sector es que está muy diferenciado: el hombre, para el taller; y la mujer, para la administración... Creo que esa concepción está muy equivocada".
En el caso de Lorena Chico no puede haber esa distinción, puesto que ella es tanto la empresaria como la única trabajadora. Le toca multiplicarse para llegar a todas las funciones que demanda un taller mecánico. "Me encantaría que si algún día, ojalá que sí, necesite ayuda con una segunda persona, sea otra mujer, por supuesto", concluye con rotundidad.