"Trabajo muchas horas, mira qué hora es y yo empiezo a las 6 de la mañana cada día, mis jornadas se extienden hasta muy tarde, hay días de llegar pasadas las diez y media de la noche". El reto de emprender, de apostar por un negocio, por una pasión no es nada sencillo. Un sacrificio desmedido. Que se lo pregunten a Juanjo. Es el propietario de un taller mecánico en Barcelona, BCN Motors. Hasta su propia casa tuvo que poner en juego.
"La inversión inicial de este taller fue de unos 125.000-130.000 euros en compra", comenta el dueño barcelonés a El Español. "Ha habido momentos que me he metido ahí en el agujero ese y he echado mis horas, tanto que hasta rehipotequé mi casa para poder hacerlo", se sincera.
Y es que detrás de cada coche arreglado y entregado a su propietario, hay horas de trabajo, experiencia granjeada y una dedicación que no entiende de días ni de fechas, como bien queda patente en el discurso de las maratonianas jornadas de trabajo que lleva a cabo. Además, no faltan ni el trabajo físico ni la necesidad de incluir horas de formación y reciclaje para actualizarse a las nuevas tecnologías más complejas y exigentes.
Porque no cabe duda de que dar un paso al frente y montar un taller de posventa en España requiere una combinación de formación técnica, inversión económica y cumplimiento de una normativa específica. Una normativa que, sin embargo, no se traduce en ayudas. Porque Juanjo deja claro que no ha tenido ninguna ayuda social para montar su negocio. De hecho, alza la voz para quejarse, porque la presión fiscal en el país, "es enorme" y abrir un negocio así puede significar "la ruina".
Además, la inyección económica inicial no termina ahí. Luego, hay que sumar la inversión en maquinaria, herramientas especializadas y sistemas de diagnóstico, indispensables para ofrecer un servicio competitivo y de calidad que pueda fidelizar clientes para crecer.
Una baja de paternidad de dos días
Pero el sacrificio económico no es el único al que obliga la apertura de un taller propio. Juanjo relata que ha llegado a donar tiempo personal para su familia, únicamente para trabajar. "La baja de paternidad ha sido dos días, la verdad que me arrepiento de eso, hacer tantas horas y no estar con la familia, porque estoy más en el taller que en casa", lamenta, afirmando que, incluso, hay veces que el trabajo le persigue en su tiempo libre: "Más de una vez salgo con mi mujer a cenar y se me acerca uno: '¿Te puedo pasar el coche el lunes? Joder tío, estoy cenando', le tengo que decir".
De este modo, parece que la gestión y atención al cliente no descansa nunca. Porque ganarse la confianza del cliente es fundamental para crecer, para andar esa vereda que conduce a recuperar el agujero negro de la inversión inicial. Son muchos negocios los que se construyen a lo largo de los años gracias al boca a boca y tratos cercanos: a la fidelización.
Un trato que también tiene que ser el correcto del otro lado, por parte del cliente hacia el taller. Y es que Juanjo tampoco ha olvidado alguna mala experiencia. "Algunos clientes desaparecen sin pagar, te dicen: 'Oye, yo facturo el día 25 y te pagaré', pero después no regresan". Para ellos, sólo queda una solución: "Tengo nombres y apellidos de la factura, hay denuncias puestas".
Por todo ello, la experiencia vivida deja dudas al propietario de BCN Motors al ser preguntado por si volvería a hacer lo mismo: "Si tuviera que invertir hoy 100.000 euros o más, lo tendría que ver muy claro y estar muy seguro de que voy a triunfar si no, no lo sé...", concluye dejando la respuesta sin terminar.