La llegada de la movilidad eléctrica ha puesto en aprietos a los talleres: la escasez de operarios cualificados con formación en electrónica y software. Un problema que, según explica Eli Ceballos, presidente de la Asociación de Talleres de Reparación de Bizkaia (BAT), “no preocupa en un horizonte inmediato, pero sí lo hará de aquí a cinco años”.

Según informa cronicavasca.com, en el año 2035 se dejará de fabricar coches diésel, por lo que la presencia del vehículo eléctrico en la flota de Euskadi será mayor, y esto exigirá una adaptación de los talleres para poder reparar estos vehículos.

“Harán falta nuevas herramientas, acreditaciones con permisos de acceso a los sistemas operativos de cada marca y técnicos especializados en software y electrificación”, advierte Ceballos, y añade que “solo para abrir el capó de un BMW eléctrico, se necesita tener acceso a su sistema operativo”.

RETOS

Otro punto sobre el que reflexiona Ceballos es que el eléctrico tiene un 70% menos de actividad de reparación que los habituales. “No tienen las averías rutinarias que tiene uno de combustible", señala el presidente de BAT. “Por tanto, el mantenimiento de un coche eléctrico no llega a los 40 euros si no conlleva el cambio de una batería de servicios. Dedicarle tiempo y gestionarlo no sale rentable", añade Ceballos.

Un reto para el futuro es el software de las nuevas versiones que ya salen a la carretera, reto que debe afrontarse con la respectiva formación del sector, que está siendo “el caballo de batalla”.

Por ahora, el sector debe afrontar otro reto; la falta de mano de obra cualificada, especialmente entre chapistas y pintores. El sector se queja de la escasez de técnicos y las complicaciones para encontrar personal cualificado para trabajar la carrocería. “Faltan candidatos para ser técnicos de automoción”, advierte Ceballos.