Ante el cierre de los concesionarios desde hace un mes como consecuencia de la crisis sanitaria, la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automóviles (Amda) ha comenzado a trabajar en la vuelta a la actividad del sector y en la conveniencia de una plan de acción para realizarlo de una forma ordenada.

Así, es una convención virtual, a la que se unieron más de 100 responsables de establecimientos de Madrid, el economista, Ignacio Magro, de Finae Partners, ofreció su visión sobre el panorama económico y señaló que hasta finales de mayo es posible que no se vuelva a una normalidad, momento en el que los concesionarios podrán volver a funcionar, según informa Abc.

Magro indicó que España cuenta con un sistema financiero mucho mejor preparado que en la crisis del 2008 y con empresas mucho menos endeudas que entonces. No obstante, resaltó que hay debilidades importantes, como el mercado laboral, la deuda del estado (110%) y un déficit del 10%. Asimismo, añadió que estiman “que no habrá recuperación ni en V, ni en U y que la evolución de recuperación será progresiva y diferente entre VN, VO y taller".

En cuanto a la movilidad de las personas, se prevén cambios con nuevos comportamientos, prioridades y forma de desplazarse. “El miedo al contagio generará una mayor distancia de seguridad en el proceso de compra. Además, es posible que el transporte público genere reticencias en beneficio de un transporte privado e individual, en el que incluso el carsharing genere cierta incertidumbre”, subrayó Magro.

Por otro lado, en la charla se expusieron ciertos aspectos que no hay que perder de vista cuando se vuelva a la actividad normal. El primero se refiere a organizar un comité de crisis para mantener el ánimo de los colaboradores y planificar comunicaciones diarias y una agenda.

Ser proactivos es otro de los pilares importantes. Para ello, hay que preparar al equipo, pensar en un plan de higiene en el trabajo y elaborar un plan comercial con ofertas y comunicación creativa.

Además, es conveniente desarrollar un modelo de caja detallado para que no haya costes imprevistos a corto y medio plazo. A esto se añade la necesidad de repensar el modelo de negocio con un Gobierno más endeudado y unas marcas con una tesorería más débil que en antes de la crisis de 2008.

Así, las nuevas estrategias deben tener en cuenta una diferenciación, una optimización de los gastos fijos, una mejora del seguimiento de los datos clave del negocio y conocer la energía y capacidad del equipo y los accionistas para afrontar la nueva situación que está por venir.