Apagar las luces y cambiar bombillas a las de bajo consumo está muy bien, pero la reducción del consumo energético en los talleres va más allá. Porque existen distintas acciones encaminadas a lograr este objetivo. Dentro de lo que supone la gestión de un taller en la actualidad, el propietario encuentra la necesidad de rentabilizar el negocio a través de diferentes acciones que incrementen la eficiencia de los procesos de trabajo. En este sentido, esa reducción del consumo energético del taller es una de las opciones más interesantes. Y es que en los últimos años se ha producido una alternancia continuada en el encarecimiento de los combustibles fósiles y del precio de las energéticas que ha castigado los márgenes de beneficio.
Para contrarrestar ambas, existen distintas acciones que, aplicadas en conjunto, pueden contribuir a mejorar la rentabilidad del taller. Al mismo tiempo, su aplicación permite hacerse partícipe de la lucha contra el cambio climático, lo que a su vez, ofrece una imagen corporativa comprometida con el medio ambiente de cara a las administraciones públicas y a los clientes.
Así, Crom Campus, de Roberlo, ha querido echar una mano a los talleres con los tres consejos estrella que pueden ayudar a reducir el consumo energético en el taller de manera inmediata:
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Estudio y control del consumo energético del taller
Antes de iniciar cualquier acción relacionada con la reducción del consumo energético del taller, es necesario conocer la situación del taller en cuanto a los suministros de energía utilizados normalmente. Generalmente, son la electricidad, el gas y el gasoil, para determinar el volumen de consumo y de qué forma repercuten en el balance de gastos anual. Tras este análisis, casi con total seguridad, la conclusión será que el mayor gasto energético se produce a través de la electricidad, ya que es la energía de la que depende la iluminación y gran parte de la maquinaria y equipos utilizados.
Una vez que tenemos el resumen de todos ellos, se debe proceder a la revisión de los contratos de suministro de gas y electricidad, ya que son aquellos susceptibles de reducir notablemente el consumo energético. Dentro de estos contratos, el término que puede ofrecer un mayor ahorro es el término de la energía, por lo que este será el principal aspecto a tener en cuenta a la hora de buscar opciones y comparar el mercado liberalizado con el regulado. Sin embargo, también aportan ahorro sobre la factura los términos de potencia, la discriminación horaria y el complemento reactivo.
El alcance del posible ahorro se calcula, a modo de referencia, con los datos anuales del año anterior, los cuales se multiplicarán por las nuevas tarifas. Del mismo modo, también es importante valorar el consumo del gasoil para mejorar el precio de compra con opciones tales como adquirir mayores cantidades o buscar distribuidores con precios más ajustados.
Por último, no menos importante es establecer una monitorización y un continuo control sobre el consumo energético del taller, examinando por sectores los consumos a fin de establecer las estrategias adecuadas que permitan detectar consumos anómalos, así como hacer los cambios y ajustes necesarios en cada momento.
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Utilizar productos de secado al aire
El uso de productos de pintado de secado al aire posiblemente sea la solución más rápida, económica y sencilla de integrar en el funcionamiento diario del taller para reducir el consumo energético asociado a su actividad. Un ejemplo de ello es la gama de productos Airex Pocess, se aprovecha el aire para reducir los tiempos de secado considerablemente (hasta un 75%) sin necesidad de utilizar ningún equipo o herramienta adicional de secado. Esta gama de productos incluye masillas, aparejos, bases de color y barnices de secado al aire, por lo que todo el proceso de pintado queda cubierto. En la siguiente imagen se puede apreciar la comparativa entre esta tecnología y la convencional:
Tabla de tiempo de secado al aire.
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Consejo N.º 3. Llevar a cabo un mantenimiento preventivo
Finallmente, a existencia de anomalías y desperfectos en las distintas instalaciones, equipos, maquinaria y herramientas provoca la pérdida de eficiencia, por lo resulta fundamental llevar a cabo un control y un mantenimiento preventivo concienzudo de todos ellos como forma de garantizar un perfecto estado constructivo y funcional que redunde en la reducción del consumo energético del taller.
Así, por ejemplo, algunos aspectos relevantes desde esta perspectiva son la sustitución periódica de los filtros de cabina o de las unidades de mantenimiento del aire, subsanar las fugas de aire presentes en la instalación de aire comprimido o corregir las deficiencias en la presurización de las cabinas de pintado, entre otras.
Además, el empleo de productos de secado al aire ofrece otras ventajas muy interesantes como las siguientes:
-Reducción de los cuellos de botella.
-Reducción de tiempo de estancia del vehículo en el taller.
-Entregas más rápidas.
-Reducción de la carga de trabajo por acumulación de vehículos empezados.
Como se acaba de exponer, mejorar la rentabilidad es uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier gestor de un taller de chapa y pintura. La búsqueda de la mejora de la rentabilidad se debe enfocar desde distintas vertientes en el seno de la empresa, dentro de las cuales una de las más interesante es la insistida de la reducción del consumo energético.