Como viene advirtiendo este medio y la mayoría de profesionales de los talleres mecánicos, el calor extremo que se alcanza en los meses de verano puede ser sinónimo de terminar en el taller las vacaciones. Se duplica el número de asistencias en carretera. Especialmente delicado es el caso de los vehículos eléctricos y la gestión de las altas temperaturas que llegan, sobre todo, a sus baterías. Carly, especializada en diagnóstico digital mediante OBD2, ha querido entrar en profundidad y analizar el estado de miles de vehículos en España. El resultado es una clasificación por probabilidad de fallos críticos por marca, listado que encabeza con holgura BMW. Hasta un 73,03% de incidencia del calor en los fallos críticos de la marca alemana.
Tesla, con un 67,43%, y Audi, que cuenta con un 61,08% de averías críticas, la acompañan copando los otros dos peldaños del podium de este ranking. Ya a más distancia, Mini es quinta con el 53,85%). Por debajo de ella, figuran Škoda (45,95%) y Volkswagen (44,87%).
Mientras, en el polo opuesto, la que menor probabilidad de fallos por altas temperaturas dispone es Peugeot, con un ínfimo 2,3%, El porcentaje de Toyota, 6,2%, y Mercedes-Benz, 6,86%, también resulta bastante exiguo desde el segundo y tercer lugar respectivamente. Estos guarismos y la variabilidad en los costes de cada marca dejan claro que no hay una relación directa entre su valor o prestigio. Son mucho más determinantes en estas tasas de fallo factores como la antigüedad del parque, el diseño térmico de la electrificación, la integración de su electrónica o el conocimiento en electromovilidad.
Baterías, sistemas de refrigeración y ECUs, los que más fallan
Este reguero de averías en plena efervescencia los meses del estío no sólo atañe a las baterías de alta tensión que llevan los eléctricos para su movilidad, que son la principal causa de visita al taller, también los sistemas de refrigeración y las unidades de control electrónico (ECUs) "sufren" más en cuanto aparecen las dichosas olas de calor.
Y es que someter a estos componente a temperaturas superiores a 35°C acelera la degradación de las celdas de batería, compromete su autonomía y eleva el riesgo de desconexión térmica o fallo irreversible. Algo parecido sucede con los sistemas de refrigeración operan por encima de su capacidad habitual, lo que incrementa la posibilidad de fugas, fallos en bombas o bloqueos en el sistema. Por último, las ECUs, tanto las principales como las auxiliares, son especialmente vulnerables al calor y pueden registrar errores críticos que afectan la conducción, el sistema de carga o el funcionamiento de los asistentes.
Todos estos datos refuerzan la necesidad de poner en marcha estrategias de mantenimiento predictivo, especialmente antes de viajes largos o en regiones donde el calor hace de las suyas estos meses. Asimismo, el informe muestra un abanico de recomendaciones técnicas clave para menguar la incidencia de la canícula:
- Aparcar el vehículo en zonas con sombra o ventilación natural para reducir el volumen térmico acumulado en el habitáculo y la batería.
- Evitar cargas al 100% en días de plena ola de calor.
- Emplear funciones de preclimatización, mientras el vehículo está enchufado para no forzar el sistema térmico en marcha.
- Reducir el uso de carga rápida cuando el termómetro supere los 30°C, ya que este tipo de carga genera calor adicional, que puede comprometer la vida útil del sistema de almacenamiento energético.