Aunque el sistema de iluminación que incorporan los vehículos evoluciona a marchas forzadas, pasando del halógeno al xenon y actualmente al led, es necesario realizar un ajuste de la posición de las luces con el fin de que el haz se proyecte adecuadamente y no deslumbre al resto de conductores.

“Para ello se utilizan los regloscopios tanto en las revisiones de ITV como en el taller”, asegura en este vídeo Sandra Pérez, técnica del departamento de Movilidad CASE de Cesvimap. A continuación procede a comparar un regloscopio analógico con otro digital, ambos de Hella.

Pérez explica que en el regloscopio analógico el haz de luz se proyecta a través de una lente fresnel hasta una escala calibrada en el fondo, que ha de ser interpretada por el técnico para el ajuste del faro. “En cambio, en el digital, una cámara con procesamiento de imagen recoge el haz de luz a través de la lente e indica al técnico el patrón del haz para el ajuste exacto del faro”, apunta.

Si bien ambos coinciden en que deben colocarse sobre una base de hormigón con ruedas o raíles, que sirve para “mover el regloscopio correctamente y soportar la caja óptica. Por su parte, un visor láser orienta el regloscopio de manera simétrica al eje longitudinal del vehículo”.

Uno de los inconvenientes del regloscopio convencional para la técnica de Cesvimap es que no permite ajustar faros matrix led. En cambio, el digital, “a pesar de la diferencia de precios, no solo permite realizar este ajuste, sino también hacerlo de manera más precisa con todos los tipos de faros”, recalca. Y añade que este regloscopio “tiene una interfaz que guía al técnico a lo largo del proceso y le permite imprimir un certificado de la operación realizada”.

Pérez concluye su intervención audiovisual con una recomendación de Cesvimap, y es equiparse con regloscopios digitales para adaptar el taller a las nuevas tecnologías e incrementar la calidad de la reparación.