Vehículo industrial | De la incertidumbre a las certezas, la reivindicación del sentido común y su poder, por Ramón Marcos (Conepa)

Necesitamos invertir en mejorar nuestras instalaciones y nuestras herramientas, en la formación de nuestros empleados, luchar por hacer más atractiva nuestra profesión a los jóvenes y en la digitalización de nuestros procesos. Pero vayamos poco a poco para no equivocarnos. No nos dejemos llevar por los visionarios, ni por los agoreros.

Hace par de años, la palabra de moda era la “disrupción”, entendida como tendencia de futuro para el sector
Hace par de años, la palabra de moda era la “disrupción”, entendida como tendencia de futuro para el sector

Llega, como cada año, la cita de Conepa con el Manual del Taller de Vehículo Industrial y, con ella, la oportunidad de dirigirnos a un colectivo de referencia en el amplio panorama de la posventa española. Muchas gracias a Infocap por permitírnoslo.

Comienzo por reivindicar una vez más la importancia del sentido común y su aplicación por parte de las personas que tenemos la responsabilidad de dirigir una empresa, más grande o más pequeña, da igual su tamaño. Eso incluye el no dejarnos llevar por las modas y tomar las decisiones de manera serena, orientándonos con nuestra experiencia, el conocimiento de nuestros proveedores y clientes y arriesgando en su justa medida, ni más ni menos, ni antes, ni después, a la hora de apostar por el futuro de nuestra empresa concreta.

¿DISRUPCIÓN?

Hace tan solo un par de años, la palabra de moda era la “disrupción”, entendida como tendencia de futuro para el sector del automóvil en su conjunto como consecuencia de la “nueva” movilidad y la apuesta tecnológica por la electrificación del parque. Ahora, ese término ya apenas se “cuela” en lo que leemos cada día en prensa. La realidad ha demostrado que, tal y como el sentido común nos indicaba, con un parque circulante enorme dotado de motores de combustión, el modo de vida de los españoles (mayoritariamente en ciudades, en pisos, sin plazas de garaje e inseguridad por su situación económica) nuestro país no permitía transformaciones revolucionarias. Tampoco la tecnología actual, ni desde el punto de vista puramente técnico, ni desde el económico, hace viable el cambio traumático que supone un proceso disruptivo. Pero caímos en la tentación de dejarnos llevar por un pesimismo paralizante y negativo para nuestras empresas.

"Es el futuro de “mi” taller el que debe preocuparnos a cada uno de nosotros como empresarios"

Ahora hablamos de incertidumbre sobre el futuro, otro término habitual hoy en día. Lo utilizamos todos cuando nos piden que definamos nuestro sentir en estos momentos, pero lo cierto es que el futuro es siempre incierto, en cualquier empresa y en cualquier situación. Antes y después de la crisis económica enorme de finales de la primera década; antes y después de la pandemia que convulsionó nuestras vidas hace ya tres años.

CERTEZAS

Permitidme que hable ahora de “certezas”, que también las hay y debemos aferrarnos a ellas para poner límites al sentimiento negativo de la incertidumbre. En este momento, lo que todos los empresarios del sector de la posventa sabemos es que nuestras empresas tienen que cambiar, si cabe más deprisa que lo han hecho siempre. No es el futuro del taller en su conjunto lo que está en juego, que, por lo menos hasta el momento, parece que nuestro sector va a seguir siendo muy necesario a corto y medio plazo (¿quién se atreve a pensar lo que ocurra en la segunda mitad de este siglo?), es el futuro de “mi” taller el que debe preocuparnos a cada uno de nosotros individualmente como empresarios.

Tenemos muchas certezas: necesitamos invertir en mejorar nuestras instalaciones y nuestras herramientas; en la formación de nuestros empleados (e incluso diría más en cuanto al factor humano: debemos luchar por hacer más atractiva nuestra profesión a los jóvenes) y en la digitalización de nuestros procesos. Pero vayamos poco a poco para no equivocarnos. No nos dejemos llevar por los visionarios, ni por los agoreros. Reivindiquemos el sentido común.

Y, compañeros del sector específico del vehículo industrial, las cifras demuestran que mayoritariamente vuestras empresas funcionan… a pesar de la inflación y de demás amenazas inesperadas. Los datos objetivos están ahí para avalar vuestra capacidad de adaptación. Seguid así. El sentido común funciona casi siempre.

Artículo incluido en el Manual del Taller de V.I. 2023 de Infocap

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