Reparación | Qué averías afectan al turbocompresor de un diésel

Una conducción agresiva o a bajas revoluciones pueden acortar la vida útil de esta pieza.

Turbo. Imagen: Rod-es
Un correcto mantenimiento alarga la vida útil de la pieza. Imagen: Ro-Des

El turbocompresor es una de las piezas más sensibles de los motores diésel y una de las averías más frecuentes a las que se tienen que enfrentar los profesionales mecánicos en el taller. Realizar un correcto mantenimiento y evitar determinadas acciones al volante puede prolongar su vida útil.

Desde Diario Motor han señalado varias acciones que no se deben hacer para evitar averías en el turbocompresor. Lo primero es llevar a cabo un correcto mantenimiento y vigilar el estado de los componentes del motor. En este punto, los mecánicos deben prestar atención que el aceite de motor no se degrade, ya que los ejes del turbocompresor están bañados en él.

Normalmente, las averías de este componente de los motores diésel suelen derivarse de una mala conducción. Las más características son los atascos de la geometría variable y las fugas de aceite.

En el primer caso, suele ser por una conducción a bajas revoluciones, muy propia en ciudades. Para solucionarla, lo más común es desmontar y limpiar la pieza. Aunque también puede derivarse de un mal funcionamiento del EGR.

Respetar los tiempos

Por otro lado, si el problema es la pérdida de aceite, el taller se enfrenta a un problema más complicado, así como más costoso para el cliente. En este caso, suele estar provocado por una conducción agresiva, es decir, que no respeta los tiempos de calentamiento y enfriamiento del motor. Exigir demasiado al vehículo recién arrancado o no dejar reposar el motor tras un sobresfuerzo, causan gran parte de las averías en el turbocompresor.

Una forma de comprobarlo es prestar atención al humo del tubo de escape, si este es azulado, es que quema aceite y, seguramente, exista un desgaste excesivo en el eje del turbocompresor o en alguno de los sellos.

Las averías en el turbocompresor son una doble preocupación, ya que son complejas para los profesionales y costosas para los clientes.

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