El estrés, el 'burnout' o el acoso suponen un riesgo para la operatividad y funcionamiento de cualquier empresa, también de los talleres. No en vano, muchos de los factores que explican su aparición pueden deberse a circunstancias evitables, señalan los expertos, con una buena gestión empresarial en materia de recursos humanos. 

Aspa (Cetraa Asturias) ha elaborado una guía informativa con la que formar y concienciar a la hora de tener en cuenta estos aspectos en el día a día, para evitar que sus riesgos afecten de forma negativa a la salud de los trabajadores y a la productividad de los negocios de reparación.

Las consecuencias de sufrir alguna enfermedad mental o trastorno para los empleados son difícilmente calculables, dependiendo del caso, aunque hay factores que pueden llamar la atención a la hora de prevenirlos. La sensación de cansancio, la somnolencia, la dificultad para concentrarse o la imprecisión en los movimientos pueden dar pistas, síntomas, de que existe un problema psicosocial relacionado con el entorno de trabajo.

Un problema para la rentabilidad

Para la empresa en cuestión, que uno o varios empleados sufran algún tipo de síndrome o patología, estrés, 'burnout' -el conocido síndrome de estar quemado- o acoso, puede generar un menoscabo importante. En primer lugar, para la propia rentabilidad y/o supervivencia.

Un problema de salud mental puede derivar en un menor rendimiento en la jornada o un aumento de los errores, fruto de la desmotivación o el cansancio, con el consiguiente coste y riesgo de que se produzca un accidente laboral.

No podemos olvidar tampoco el hecho de que este tipo de circunstancias puede provocar un incremento del absentismo, un aumento de las bajas por enfermedad o directamente que aumente la rotación personal. Por no hablar del perjuicio a la imagen, de cara al cliente, que supone un mal ambiente de trabajo o escenas de violencia. 

Por tanto, en un momento en el que la mano de obra cualificada en el sector escasea, cuidar del equipo en mayúsculas se antoja fundamental.

¿Qué pueden hacer los talleres?

Aplicar una buena política de recursos humanos se antoja fundamental ya sea para evitar un problema de salud mental, un accidente, un conflicto entre trabajadores o un cierre en el caso más extremo.

Las recomendaciones de Aspa se basan en primer lugar en ajustar la carga de trabajo. No se trata de exprimir. Tampoco de no hacer nada, ya que tan dañino puede llegar a ser el exceso como la ausencia de tareas.

No menos importante es la organización del tiempo de trabajo, así como el tipo de jornada. Se trata de fomentar la flexibilidad, de modo que se permita la conciliación de la vida laboral y familiar. Numerosos ejemplos en España advierten de una ganancia no solo en salud, sino también en productividad.

Confiar en el empleado y permitirle la autogestión de pausas breves, descansos mentales cortos, durante la jornada de trabajo. Pero hay más:

• Favorecer la diversidad de tareas, evitando en lo posible las monótonas y repetitivas.
• Facilitar la información y formación necesarias para realizar la tarea de forma adecuada.
• Definir de forma clara los objetivos, obligaciones y responsabilidad de cada puesto de trabajo.
• Intentar adecuar las condiciones ambientales, de seguridad y confort del puesto.
• Garantizar la participación de los trabajadores, promocionar el contacto, las relaciones interpersonales y la cooperación.
• Escucha activa a los trabajadores. Mejorar los canales de comunicación internar a través de reuniones, paneles, intranet o buzón de sugerencia.

El último de los consejos va destinado no solo a evitar este tipo de situaciones sino a saber cómo solucionarlas. Los talleres deben contar con protocolos de actuación claros. En ellos debe recogerse cómo actuar, mediar y sancionar si fuese necesario. 

Se trata de una herramienta que los trabajadores deben conocer y que ayuden a resolver conflictos de manera rápida y ágil, de forma justa sin menoscabar la operatividad diaria entre compañeros.