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Chapa y pintura

Lo urgente siempre se antepone a lo importante, por Juan Antonio Ausín (Aprotalleres)

Por más instalaciones que poseas, si no sabes cuánto ganas por cada reparación, sigues sin ser rentable: hay que pararse a mirar, para corregir y, sobre todo, para negociar con criterio con los pagadores de nuestras facturas.

Publicado: 11/07/2025 ·09:41
Actualizado: 11/07/2025 · 09:41
  • Ausín afirma en su artículo que el sector no está para florituras.

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El problema no es de hoy. Viene de lejos. Trabajamos en un modelo obsoleto, muy maduro, que debemos transformar para garantizar la rentabilidad de nuestros negocios y, sobre todo, la sostenibilidad y la continuidad de lo que en su día creamos. En muchos talleres de carrocería, la agenda y la cartera están a tope, el teléfono no para de sonar, los coches se apilan en la campa… y, sin embargo, a final de mes las cuentas bancarias siguen apretadas. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo es posible que un taller lleno de coches funcione como una rueda estática que gira sobre sí misma?

Negociar con criterio

La respuesta es más sencilla de lo que parece: porque pocos nos hemos parado para mirar, para corregir y, sobre todo, para negociar con criterio con los pagadores de nuestras facturas. Porque seguimos haciendo lo mismo de siempre, esperando que algún mes se dispare la rentabilidad sin haber trabajado las palancas de rendimiento de nuestro negocio. Porque lo urgente -las entregas, las aseguradoras, las fotos al validador, las piezas de recambio que no llegan…- siempre supera a lo importante: la estrategia, el control, el análisis o la mejora continua. 

Esta estrategia de lo importante nos ayuda a manejar la negociación con nuestros proveedores de trabajo. No es cuestión de querer, es que a veces no sabemos por dónde empezar. Los talleres no necesitamos que nadie nos diga cómo reparar y pintar un coche, pero sí cómo mejorar en procesos y procedimientos atendiendo a las tecnologías actuales. Debemos apostar por ser los mejores reparadores de carrocería a nivel mundial.

Muchas veces lo que necesitamos en nuestro negocio es un cuaderno, un Excel y un cronómetro, y que nos diga: “Tienes este margen en materiales de pintura, tienes este margen en materiales de recambio, facturas tantas horas por intervención, los proveedores de trabajo te pagan este promedio de materiales de pintura, cómo están los promedios el sector…. Si es rentable o no es rentable trabajar a algún proveedor de trabajo, si los validadores están valorando correctamente (el asunto más importante de nuestro negocio)”.

El tiempo es dinero en un modelo de negocio en el que vendemos y facturamos mano de obra.
El tiempo es dinero en un modelo de negocio en el que vendemos y facturamos mano de obra.

Si no atendemos, analizamos y corregimos estas situaciones, seguiremos trabajando a pérdidas. El tiempo es dinero en un modelo de negocio en el que vendemos y facturamos mano de obra. Por ello, esta acción de asesoramiento es necesaria para el desarrollo diario y a tiempo real de nuestros negocios. Lo otro, lo que suele llegar de fuera -manuales genéricos, promesas, formaciones estándar de PowerPoint- es sólo complemento de formación, pero nuestros negocios son un claro ejemplo de dedicación diaria y, por supuesto, de
análisis diario para garantizar el correcto desarrollo de nuestras unidades de negocio. El asesoramiento de verdad no se vende en cómodas dosis. Se vive cada semana.

La mayoría de talleres necesitamos un “plan estratégico a tres años”. Necesitamos respuestas diarias para que la planificación sea el núcleo de nuestra actividad y siempre seamos regulares. Para que cada día vendamos las horas de mano de obra que necesitamos. Y además las vendamos al precio correcto. El asesoramiento debe de ser continuo. Que no nos digan lo que queremos escuchar, sino que debemos tomar decisiones tras hacer un análisis crítico de nuestro negocio.

Y ahí es donde muchos talleres descubrimos que no tenemos un problema técnico, sino de gestión. Nos damos cuenta de que lo más sencillo es reparar vehículos, pero lo más complicado es gestionar y tratar nuestro taller como una empresa. Es el paso que nos queda para dar valor al gran trabajo que realizamos cada día, que asumamos pedir con criterio y con datos lo que nos corresponde y es nuestro, pero siempre detrás de un análisis estricto de la radiografía de nuestro negocio, para que nunca nadie nos pueda decir ‘no’ cuando pedimos un precio de hora correcto y unas horas por intervención correctas. 

La mayoría de talleres necesita un “plan estratégico a tres años”, afirma Ausín.
La mayoría de talleres necesita un “plan estratégico a tres años”, afirma Ausín.

¿Qué debe exigir un taller a una consultora o asesoría externa? 

  1. Conocimiento profundo del negocio: Alguien que haya estado en talleres, que conozca a los proveedores de trabajo, que sepa cómo se gestiona un taller y qué significa tener a un chapista esperando piezas… o un pintor que no maneja procesos…
  2. Acompañamiento real: los talleres necesitamos seguimiento semanal, análisis de datos, revisión de indicadores y una presión amable, pero constante para mejorar..
  3. Resultados concretos: trabajar con un presupuesto denuestro negocio y un seguimiento de este presupuesto.
  4. Capacidad de traducir lo complejo: saber lo que está ocurriendo a tiempo real, conocer las desviaciones que tenemos y tomar decisiones diarias.
  5.  Flexibilidad total: cada taller es un mundo. Las zonas no son homogéneas, son heterogéneas y hay que tratar cada zona y cada proveedor de trabajo de forma diferente. Ellos lo hacen así.

Muchos talleres tenemos un potencial brutal, pero estamos perdiendo dinero por cada Orden de Reparación (OR) sólo por no reclamar de forma correcta lo que es nuestro. Tenemos que conocer nuestros umbrales de rentabilidad y las palancas de negocio que manejamos.

A los proveedores de trabajo tenemos que ofrecerles datos transparentes para exigir una presión consensuada y avanzar en nuestro sector para hacerlo atractivo a las nuevas generaciones y así poder decir que disponemos de un negocio sostenible y saludable. Hemos trabajado muchos años y los negocios se están viniendo abajo, pese a que es un sector que mueve al año alrededor de 7.000 millones de euros. Eso nos debe motivar para hacer rentable cada una de las unidades productivas que defendemos cada día y que, además, hemos sido capaces durante muchos años de defender con orgullo.

¿Y ahora qué?

Ahora toca decidir si seguir a remolque o dar un golpe en la mesa. El sector no está para florituras. O ponemos orden o el caos acabará ganando. Y, por suerte, ya hay talleres que lo están haciendo: controlan sus costes, negocian con argumentos, estandarizan procesos y han dejado de apagar fuegos para empezar a escalar su rentabilidad. ¿El secreto? La unión y el asesoramiento son la clave del éxito, porque si no hacemos cosas diferentes no obtendremos resultados diferentes.

Este artículo está incluido en el Manual del Taller de Chapa y Pintura 2025, que elabora Infotaller anualmente. 

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