El limpiador de frenos puede definirse como un compuesto desengrasante con disolvente como base, formulado especialmente para la limpieza y el desengrase de los componentes del sistema de frenado. Loctite ha realizado un post en su blog en el que aporta sus características principales y consejos de utilización.

En cuanto a sus características, el post destaca que se trata de un producto de fácil aplicación, ya que su formato es en aerosol e incorpora un tubo de extensión diseñado para la limpieza de las zonas de difícil acceso. Su presentación es en líquido transparente, con un gran poder disolvente y es de secado rápido, lo que reduce los tiempos del taller. No es corrosivo, desengrasa y repele el agua, no deja residuos ni películas, no es conductor ni contiene acetonas, hidrocarburos clorados ni productos químicos aromáticos.

Una ventaja importante de este producto es su versatilidad. El post indica que aunque es un producto concebido para limpiar restos de aceite y líquido de frenos, grasa, alquitrán, imprimaciones y suciedad en el sistema de freno (pastillas, discos, zapatas y tambores), se ha generalizado su uso para la limpieza de otros componentes: discos de embrague, zonas de estanqueidad, carburadores e inyectores, cajas de cambio, superficies de unión, cilindros, restos de adhesivos y selladores del motor, restos resecos de resina o goma de bisagras.

Consejos de utilización

- Previamente a su uso, retirar el exceso de suciedad.

- Pulverizarlo a una distancia aproximada de 50 cm de la zona de aplicación, para que la proyección del líquido actúe con mayor fuerza y el resultado sea más eficaz.

- Tras dejar evaporar el producto, puede repetirse la operación si la suciedad persiste. Para ello, se puede acercar el pulverizador a unos 20 cm de la zona de aplicación.

- Evitar su aplicación sobre superficies pintadas y piezas plásticas o de caucho. Es recomendable proteger las piezas vulnerables (latiguillos, fuelles, racores, etc).