Electromecánica | ¿Qué síntomas revelan que el embrague está en mal estado?

Un embrague duro, con poco recorrido o el olor a quemado pueden ser señales de que debe revisarse este elemento.

Si se intenta seguir usando el embrague cuando está desgastado, puede dañar otras piezas
Si se intenta seguir usando el embrague cuando está desgastado, puede dañar otras piezas

El embrague es uno de los elementos del vehículo que mayor desgaste sufre. Pese a que no es sencillo establecer un kilometraje determinado para saber cuándo puede empezar a fallar, sí que se puede señalar que pueden durar alrededor de 150.000 km si se usan correctamente, no se realiza una conducción agresiva y no se circula mucho por ciudad.

No obstante, desde Asetra señalan que algunos de los síntoma que pueden reflejar que es necesario sustituir este dispositivo. Así, por ejemplo, notar el pedal del embrague más duro de lo normal revela que hay un desgaste excesivo del disco, aunque hay que asegurarse de que el problema no sea el cable de accionamiento o del sistema hidráulico.

Asimismo, el pedal puede presentar poco recorrido o que se quede retenido al final debido a que el cable del embrague se haya descolgado o que esté desgastado.

Otro de los problemas que pueden surgir es que cuando un embrague empieza a fallar por desgaste deja de agarrar lo suficiente y patina; también puede patinar si se carboniza la superficie por un gran sobrecalentamiento, lo que se conoce como “quemar el embrague”. Para comprobarlo, hay que circular con una marcha larga bajo de revoluciones y acelerar. Si las revoluciones del motor suben, pero la velocidad no aumenta en consonancia, es que el embrague patina.

Por otro lado, el olor sirve para diferenciar entre un embrague que patina por desgaste y otro que lo hace porque está sucio por la fuga de aceite o grasa. En este último caso, no debería aparecer el característico olor fuerte que sí surge cuando roza sin ningún lubricante. En cuanto a los ruidos en el embrague (al pisarlo y en punto muerto, entre otros), estos indican la existencia de fallos en el sistema.

Al tratarse de un elemento de desgaste, cuando el embrague llega al final de su vida útil deja de funcionar. Por eso, los expertos señalan que si se intenta seguir usándolo cuando está desgastado, puede dañar otras piezas aumentando el coste del arreglo.

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