Quince meses de prisión. Ésa es la condena que ha recibido el cliente, bastante insatisfecho por cierto, de un taller mecánico de la comarca de Pamplona. ¿El motivo? Haber proferido una retahíla de amenazas, muchas de ellas racistas, al mecánico que había reparado su vehículo. El acusado reconoció que todas las expresiones denigrantes -más de una veintena en solo un día- habían salido de su teléfono móvil, pero alegaba que él no había sido, que se lo habrían hackeado.
Sin embargo, según informa el Diario de Navarra, tanto primero el Juzgado de lo Penal nº 2 de Pamplona como después la Sección Primera de la Audiencia han descartado esta explicación: todas las pruebas conducen al acusado, que incluso llegó a reconocer los mensajes en su primera declaración.
El origen de este caso se remonta a abril de 2021. El procesado dejó su vehículo para arreglar en un taller mecánico, pero no quedó conforme con la reparación ni con las soluciones que le daba el dueño del taller. Así que, con el fin de causarle “un gran desasosiego”, comenzó a remitirle mensajes en los que lo “amedrentaba y denigraba por su nacionalidad”, además de amenazarle con unas agresiones.
Pero no quedó ahí la cosa. Al día siguiente, tal y como consta en la sentencia, el acusado acudió al taller. Nada más ver al denunciante, “comenzó a lanzar patadas y golpes”, lo que hizo intervenir al resto de trabajadores para detener la agresión. A continuación, ““fruto del forcejeo y violencia ejercida”, el procesado rompió un armario expositor y una hidrolimpiadora.
Incluso fue más allá. La reacción del acusado, a la que los jueces han aplicado la agravante de discriminación, no quedó ahí. Durante los siguientes días, continuó con el envío de mensajes en los que trataba de nuevo de amedrentar a la víctima retándole a un nuevo encuentro y denigrando su origen. La situación llegó a tal punto que dos semanas después el juzgado dictó una medida cautelar de alejamiento.