En principio, y como establecimiento público, un taller debe reparar cualquier automóvil que un cliente lleve a sus instalaciones. No obstante, hay situaciones en las que el taller no está obligado a aceptar la reparación de un vehículo. Los motivos pueden tener que ver con las características del automóvil, con el cliente o con el propio taller, y son básicamente cuatro:
- El taller es monomarca. Muchos talleres oficiales se dedican exclusivamente a reparar vehículos de la marca o el fabricante de su enseña. En ese caso, el taller no está obligado a aceptar automóviles de otras marcas, aunque suele tener la capacidad de decidir si lo repara o no.
- El establecimiento no realiza la actividad solicitada por el cliente. La mayoría de los talleres están especializados: neumáticos, electricidad, mecánica, chapa, pintura... Un taller que se dedique exclusivamente a alguna de estas áreas no está obligado a efectuar reparaciones correspondientes a establecimientos de otro tipo. Naturalmente, la especialidad del taller se debe indicar con una placa distintiva en la fachada.
- La reparación se solicita fuera de horario o de sitio. El cliente debe entregar el vehículo en el horario de apertura y dentro de las instalaciones del taller. En caso contrario, el establecimiento puede negarse a aceptar la reparación.
- Derecho de admisión. Al igual que otros negocios, existen causas razonables y objetivas que impiden prestar el servicio. Eso sí, el taller debe indicar esta reserva en un cartel situado en una zona visible. En caso de que el cliente no esté de acuerdo con la forma en que se ha ejercido este derecho de admisión, puede pedir la hoja de reclamaciones.
