Los proveedores y fabricantes europeos de automóviles han hecho un llamamiento conjunto a la UE para que reajuste su estrategia de transición ecológica. Antes de la reunión del Diálogo Estratégico con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el 12 de septiembre, advierten de que, "sin un marco político más integral", Europa corre el riesgo de socavar su competitividad industrial.
En una carta conjunta firmada por Matthias Zink, presidente de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa), y Ola Källenius, presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (Acea), los líderes del sector subrayan que éste se encuentra "preparado para invertir y proporcionar las tecnologías necesarias para la descarbonización".
Sin embargo, "Europa se enfrenta actualmente a una dependencia casi total de Asia para la cadena de valor de las baterías, una infraestructura de carga desigual, altos costes de fabricación —incluida la electricidad— y aranceles onerosos, como el arancel del 15% sobre las exportaciones de vehículos de la UE a Estados Unidos. Se nos pide que nos transformamos con las manos atadas", subraya la misiva.
Y añade: "Para que el cambio sea una opción evidente para consumidores y empresas europeas, hacen falta incentivos a la demanda mucho más ambiciosos, duraderos y consistentes: menores costes energéticos para la carga, subsidios a la compra, reducciones fiscales y acceso favorable al espacio urbano. Además, la combinación de diferentes tecnologías de propulsión acelera la aceptación del mercado y permite alcanzar objetivos de descarbonización en condiciones reales, como ya ocurre en otros mercados".
En esta carta, el sector incide en que el plan de transformación de Europa para la industria del automóvil "debe ir más allá del idealismo y reconocer las realidades industriales y geopolíticas actuales". "Cumplir los rígidos objetivos de CO2 para coches y furgonetas para 2030 y 2035 es, en el mundo actual, simplemente inviable. En cambio, es necesario recalibrar la actual estrategia de reducción de CO2 en el transporte por carretera para garantizar que cumpla los objetivos climáticos de la UE, a la vez que salvaguarda la competitividad industrial, la cohesión social y la resiliencia estratégica de sus cadenas de suministro", asegura.
PRINCIPALES DEMANDAS
De este modo, la industria del automóvil considera que el marco actual de la UE carece de la flexibilidad y la perspectiva industrial necesarias para que la transición sea viable. Para acelerar la adopción, el sector solicita:
- Mayores incentivos de demanda (subsidios a las compras, reducciones de impuestos, menores costos de facturación).
- La neutralidad tecnológica como principio regulador fundamental, salvaguardando todas las tecnologías que puedan contribuir a la descarbonización (vehículos eléctricos, híbridos enchufables, extensores de autonomía, vehículos con motor de combustión interna (ICE) de alta eficiencia, hidrógeno y combustibles descarbonizados).
- Un trato justo para los vehículos híbridos enchufables (PHEV), ya que el endurecimiento de las normas sobre el «factor de utilidad» de la conducción eléctrica podría dar una ventaja competitiva a los fabricantes no pertenecientes a la UE.
- Consideración de la reducción de emisiones en las cadenas de fabricación y suministro.
- Revisión más rápida de las normas sobre CO₂ para camiones y autobuses.
- Políticas que impulsen la resiliencia de la cadena de suministro de baterías, semiconductores y materias primas.
- Salvaguardar la competitividad, la capacidad de producción y los conocimientos tecnológicos de Europa para evitar que la transición destruya la base industrial, los empleos y la resiliencia de la cadena de suministro.
Por todo ello, Clepa y Acea consideran el próximo Diálogo Estratégico del 12 de septiembre como la "última oportunidad de la UE para corregir el rumbo" y alinear los objetivos climáticos con las realidades industriales.