Reparación | Cinco claves para cambiar las bujías

Los aditivos pueden evitar daños en las roscas.

Bujías deterioradas
Bujías deterioradas

Las bujías son un componente que, dependiendo del tipo de motor, deben sustituirse cada 60.000 kilómetros (en coches por gasolina) o cada 120.000 (si son diésel). Iberisa ha publicado un post en su blog en que aporta cinco consejos para cambiarlas.

- Sacar las bujías con ayuda de herramientas químicas. Cuando la bujía es difícil de manipular, aplicar líquidos puede ayudar a romper la corrosión y el carbono entre las roscas del tapón y la cabeza, previniendo así daños en las roscas. Para que este sistema funcione, es necesario dejar el líquido el tiempo suficiente (una hora o más). Es importante tener en cuenta que si se usa mucho líquido, es posible que se deba cambiar el aceite después de reemplazar los tapones.

- Mantener el orificio de la bujía limpio. El post señala que la bujía y el tubo deben estar libres de aceite, agua y residuos, ya que, si el orificio está taponado, la extracción de la bujía puede ser difícil. En caso de presencia de aceite u otros residuos en el tubo de la bujía o en el orificio, se debe reemplazar la junta de la tapa de la válvula o la funda de la bobina, para evitar un futuro fallo de encendido.

- Eliminación de la temperatura del motor. los fabricantes de componentes recomiendan quitar e instalar las bujías cuando el motor está frío, ya que en ese momento la bujía y el cabezal tienen la menor cantidad de expansión térmica, lo que disminuye las posibilidades de dañar las roscas.

- Pernos de la bobina. Es importante aplicar siempre el par de torsión especificado al perno pasante de montaje para la bobina, ya que un perno flojo podría provocar fallas en la vibración. En cambio, pernos demasiado apretados podrían producir su desgaste prematuro.

- Bajo o sobre torque. Es recomendable utilizar una llave dinamométrica para cambiar las bujías, debido a que una bujía de baja torsión no hará contacto completo con la culata. Esto reduce la capacidad de un tapón para transferir calor y dará como resultado temperaturas elevadas en la cámara de combustión. Por su parte, una bujía con un par de torsión excesivo puede causar tensión en la carcasa metálica, lo que puede provocar daños o roturas en la rosca. Además, el ajuste excesivo puede comprometer el sello interno o incluso causar una fractura en la línea del aislador.

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