Donde dije -e insistí diciendo dije-, ahora digo Diego. Pese a mantenerse firme durante años, Bruselas, finalmente, ha dado marcha atrás con el futuro de los coches de combustión. La Comisión Europea propuso este martes 16 de diciembre rectificar el veto a la venta de coches nuevos que emitan CO2 fijado para 2035, en el marco de un paquete de medidas para aliviar a la industria del automóvil ante la ralentización de la demanda de eléctricos, la creciente competencia china y los aranceles de Estados Unidos.
Por tanto, Bruselas cambia el discurso y avala que los híbridos enchufables y los eléctricos con motor de combustión como generador se puedan seguir comercializando a partir de 2035 en una buena noticia para el sector de la posventa y los talleres mecánicos.
No obstante, esta rectificación aún deberá ser negociada por el Parlamento Europeo y los Estados miembros (el Consejo de la UE). Este cambio de postura se alinea con las demandas de la industria del motor y con las pretensiones de países como Alemania o Italia, a los que la UE parece haber escuchado más que a España, cuya posición, de la que se aleja Bruselas, siempre se mantuvo impasible abogando por mantener el veto en 2035.
De este modo, el Ejecutivo comunitario planteó este martes que se introduzcan flexibilidades en los objetivos de emisiones, de modo que hasta un 10% del volumen de CO2 conjunto de las flotas nuevas de cada fabricante en 2035 pueda compensarse mediante reducciones previas en la cadena de valor. Para acceder a ese margen de flexibilidad, los fabricantes tendrán que ganar "créditos", que obtendrán mediante el uso de acero bajo en carbono producido en Europa y del empleo de biocombustibles y de combustibles sintéticos, los denominados efuels.
Pese a recular claramente en su discurso, la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, ha sacado pecho resaltando que "Europa sigue estando a la vanguardia de la transición limpia mundial". "Innovación, movilidad limpia, competitividad... Este año, estas fueron las principales prioridades en nuestros intensos diálogos con el sector del automóvil, las organizaciones de la sociedad civil y las partes interesadas, ahora, hoy, nos estamos dirigiendo a todos juntos, porque a medida que la tecnología transforma rápidamente la movilidad y la geopolítica remodela también la competencia mundial", esgrimió.
"Afirmamos claramente el principio de neutralidad tecnológica, así confiamos en la industria para proponer las soluciones más pertinentes para alcanzar la descarbonización", quiso delegar en rueda de prensa el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Industria, Stéphane Séjourné.
Prórrogas anteriores
La noticia llega un año después de que Bruselas concediera a los fabricantes una prórroga hasta 2027 para cumplir con sus obligaciones de reducción de emisiones previstas para 2025. La Comisión repite ahora esa fórmula para el período 2030-2032 y, acto seguido, revisará la legislación para ver si ha respondido a sus objetivos.
"La electrificación del parque sigue siendo el principal motor de la transformación de la flota europea a diez años", pero "nuestra industria se enfrenta a tres grandes desafíos: una crisis de la demanda, un retraso tecnológico y una competencia internacional a veces desleal", justificó Séjourné.
Asimismo, este cambio en las exigencias climáticas a los constructores incluye otras medidas para relanzar al sector y se suma a una amplia estrategia de la Comisión para suavizar y simplificar el grueso de la normativa medioambiental aprobada en la pasada legislatura para no lastrar la competitividad económica de la UE.
Furgonetas, camiones y flotas profesionales
La nueva propuesta europea también flexibiliza la reducción de emisiones para las furgonetas, ya que en 2030 tendrán que hacer un esfuerzo de recorte de CO2 del 40% respecto a 2021, y no del 50%. Mientras, para los camiones, la Comisión plantea márgenes adicionales de flexibilidad de cara a 2030. En lo que respecta a la hoja de ruta para flotas profesionales, la UE parece orientada en impulsar la demanda de vehículos de bajas y cero emisiones mediante objetivos específicos para las flotas de empresa, que suponen el 60% de las compras de automóviles nuevos en la UE.
Con esta revisión normativa se busca también generar un mercado de segunda mano de eléctricos, iya que ntroducirá objetivos legalmente vinculantes para cada Estado miembro y se aplicará a las empresas de más de 250 empleados y 50 millones de euros de facturación.
Un nuevo coche pequeño eléctrico europeo
Otro de los esquejes propuestos por la Comisión apuesta por el desarrollo de pequeños coches eléctricos asequibles y producidos en Europa, para los que propone una nueva subcategoría regulatoria con menores cargas normativas e incentivos específicos. Como máximo medirán 4,2 metros y compartirán rasgos similares a los "kei" japoneses. Se promovera su venta gozando de una serie de jugosos privilegios como:
- Permisos especiales de aparcamiento.
- Exenciones en peajes.
- Exención de nuevas exigencias de seguridad y sostenibilidad durante diez años para abaratar su producción.
- Tarifas de recarga reducidas.
Como se ha explicado, la prioridad es que estos nuevos vehículos se fabriquen en Europa, ya que, así, sus ventas se ponderarán de forma que pesen más en la reducción de CO2 exigida de media a las flotas, para ello, la Comisión propondrá a los Estados miembros que diseñen primas para su compra y programas de retirada de antiguos vehículos.
Mayor apoyo a las baterías eléctircas
Por último, el Ejecutivo comunitario presentó un plan de 1.800 millones de euros para apoyar a la industria europea de las baterías eléctricas que incluye financiación, acceso a materias primas críticas, requisitos de contenido europeo y refuerzo de la investigación, con el objetivo de reducir la dependencia de China. Igualmente, la Comisión simplificará la burocracia, de manera que espera ahorrarle a la industria 700 millones de euros.