Una vez que se termina el proceso de enmascarado, toca pintar la zona correspondiente del vehículo. Sin embargo, a veces puede ocurrir que la pintura traspase el film de enmascarado. Pero, ¿por qué ocurre y qué podemos hacer para evitarlo? Los profesionales de Norton Saint Gobain explican qué hay que hacer en tres situaciones muy comunes que suelen darse y que provocan que la pintura cale la película de enmascarado.

Por ejemplo, cuando el film de enmascarado se reblandece, es debido a las altas temperaturas que se dan en la cabina de pintura. Esto hace que pierda sus cualidades y no le permita dar la protección que se requiere. Para evitarlo, los técnicos de Norton Saint Gobain recomiendan utilizar Plastifilm Ultra, una película protectora que no deja marcas cuando se utiliza en vehículos húmedos, con una anchura adicional y una película más gruesa para una mejor resistencia al desgaste y a posibles desgarros.

Si vemos que el film se rasga, la causa puede ser una elevada presión en la pistola de pintura, que facilita que esta pase a la superficie protegida. Además, una presión alta mancha demasiado la zona de trabajo por exceso de niebla y hace que se derroche pintura. Lo que hay que hacer en este caso es ajustar la presión manteniendo el disparador apretado hasta que se vea que el material aplicado tiene un aspecto uniforme.

Por último, en ocasiones sucede que si se aplica una sobrecarga de pintura sobre el film, este pierde también sus propiedades técnicas, facilitando el paso de la pintura hacia la superficie protegida. La solución de Norton para este problema es mantener una distancia de la pistola a la zona a pintar de entre 20 y 30 centímetros. Si la distancia es menor a 20 centímetros, la pintura chorreará.

En todo caso, Norton advierte que antes de empezar a pintar conviene realizar pruebas de pulverizado y se debe emplear agua para no malgastar la pintura. También hay que evitar inclinar la pistola hacia arriba o abajo; lo mejor es mantenerla en posición perpendicular respecto de la pieza. Y para conseguir un patrón de pulverización uniforme, no se debe mover el brazo hasta unas milésimas de segundo después de soltar el gatillo.