Atienzar comenzó su ponencia en la jornada sobre “El Taller Conectado en el Transporte por Carretera”, organizada por la Asociación Española del Transporte, haciendo un poco de historia y recordando cómo se atendía al vehículo industrial cuando entraba al taller, que no había muchas piezas y que, por tanto, había que hacer muchas rectificaciones. Asegura que quienes trabajan en el taller no eran gentes de alta educación, pero sí grandes profesionales, y que ahora es el camión el que cuenta su historia, sin necesidad de que el mecánico ponga el oído para saber qué le ocurre.

Adaptarse no es fácil, asegura Atienzar, y hemos tenido que aprender. Y si la escritura y la organización no han sido nunca los fuertes del taller, ahora, de golpe y porrazo, llega la digitalización, que necesita de unas inversiones necesarias y obligadas. Pero el vehículo siempre va por delante y los talleres procuran adaptarse a sus necesidades y a su tecnología, sobre todo, por los clientes. La gran duda ahora es a quién atender, a autónomos o a flotas. Para las flotas, los talleres, a través de las redes, tienen que estar a un click del profesional, para atenderles cuando tienen una avería en carretera y detallarles el coste de la reparación. El autónomo, por su parte, tiene el mismo problema que el taller y debe adaptarse a la digitalización, comunicaciones con este a través de del correo electrónico, Whatsapp, Facebook o Twitter. Antes de la pandemia, el taller atendía al primero que llegaba, mientras que ahora es mucho más normal que se avise, lo cual es beneficioso para todos.

Fuerte inversión

La digitalización, afirma Atienzar, exige modernizar las instalaciones físicas y electrónicas para adaptar los servicios a lo que va a exigir los nuevos vehículos, cada vez más sofisticados en materia de seguridad. Para ello, es necesario acceso libre a toda la información técnica y que no se quede escondida en los grandes grupos, en las grandes constructoras, y permitan ese acceso. Igualmente, aconseja el representante de Cetraa, cambiar las técnicas y las herramientas, no tanto del taller sino las comerciales, que son importantes para adaptar el taller a que sea empresa, para dar el servicio que se merecen las grandes flotas y los grandes autónomos. Para esto se necesita una importante inversión, porque hay que cambiar todo el sistema informático, la consultoría, el acceso a la información técnica, etcétera, además de incorporar a trabajadores especialistas. Hasta ahora eran mecánicos, grandes profesionales, pero los nuevos tiempos demandan otro tipo de trabajadores, incluso ingenieros.

Asimismo, afirma Atienzar que lo obligado es la formación, que es la base para adaptarse a las nuevas tecnologías, que van a ser muchas, sobre todo, en nuevos modelos de propulsión. Concluye diciendo que es importante aprender a gestionar con eficacia para no perder competitividad y, sobre todo, que es fundamental la unión de talleres, para poder atender a las flotas en cualquier punto de Europa, para lo que hay que colaborar. Los talleres han vivido situaciones muy complicadas y siempre han salido adelante, es el mensaje de esperanza que transmite, y añade que la historia les avala y estarán a la altura que demanden los clientes.