La vibración del volante del coche es una situación que a veces se da cuando el vehículo supera los 80 km/h. Una de las causas más habituales que lo provocan, según explica Loctite en un post que publica en su blog, es el mal equilibrado de los neumáticos.

Este motivo es uno de los más peligrosos y es consecuencia de que las cubiertas tengan un desgaste desigual o se hayan endurecido con el paso del tiempo. A esto se suma un mal equilibrado debido a la pérdida de contrapesos o por la deformación de la llanta a causa de un golpe. No obstante, la sensación de vibración solo se percibe a un rango determinado de velocidad.

Asimismo, si la dirección no está bien alineada, el conductor percibe una sensación de flotabilidad que le obliga a corregir el volante hacia un lado u otro. Su origen puede estar en las rótulas de las barras de acoplamiento, las cuales han podido adquirir holgura y precipiten el desequilibrio de la dirección.

La suspensión en mal estado también puede provocar falta de eficacia en el frenado y afectar al desgaste de los silentblocks cuya función es absorber ruidos y vibraciones entre las partes rígidas del vehículo y evitar desgastes. Aunque este último aspecto en estos elementos no es un problema, sí que puede degenerar en averías en otras partes del vehículo.

Los fallos en algún elemento del motor también provocar vibraciones, así como la falta de aire o combustible en los cilindros durante la propulsión o un fallo de las bujías.

Por otro lado, en el caso de que los discos de freno no estén planos, se puede notar cómo vibra el coche a cierta velocidad al presionar el freno. También los rodamientos en mal estado pueden contribuir a ello.

Tampoco hay que olvidar el desgaste de las juntas homocinéticas derivado del roce y gripado de estas por falta de lubricación.