Reparación | La descarbonización hará perder al taller 38% de su negocio

La concentración de los talleres será imprescindible para competir en el nuevo mercado.

El Gobierno apoyará la compra de vehículos respetuosos con el medio ambiente
La mecánica es el área de reparación que más se verá afectada

En el XXVIII Congreso de Faconauto, Solera ha mostrado la cara “menos bonita” de la descarbonización del parque automovilístico español, y ha puesto cifras a las pérdidas que traerá consigo este cambio para el taller.

“Tenemos fecha para el final del diésel, pero no tenemos plan. Sabemos que acometer este cambio es imprescindible, pero es fundamental que se haga de forma ordenada y paulatina”, ha afirmado José Luis Gata, responsable de Mercado Posventa de Solera España.

La posventa factura 13.639 millones de euros anuales en España, pero si en 2050 el parque fuera 100% eléctrico, esa cifra se reduciría hasta los 8.472 millones. Según los datos presentados por Solera, en un vehículo de combustión interna se realizan toda una serie de mantenimientos preventivos que con el eléctrico desaparecen, lo que afecta principalmente a la parte de mecánica, que es donde se generan dos terceras partes de los ingresos totales y donde se perdería de forma particular un 56% de la facturación.

En total, el negocio de posventa perdería el 38% de su facturación en esta transición ecológica, ya que los vehículos de combustión integran 25 piezas y elementos que no se encuentran en los vehículos eléctricos, como son el aceite, filtros de aceite, correa de distribución, bujías, inyectores, escapes, etc., y que entre todos ellos superan los 15.000 euros.

Esta transición también tendrá su impacto en la mano de obra. En el caso de un vehículo de combustión interna y a lo largo de un período de diez años, supone 3.429 euros, una cifra que se reduce en el eléctrico el 86%, hasta los 489 euros. El motivo es que el número de horas trabajadas se rebaja en un 90%, pues cambiar una batería es una labor que apenas requiere seis horas de trabajo.

La chapa y pintura también se verá afectada, de un lado, por la generalización de los sistemas ADAS, que reducirán un 20% los golpes de chapa, y por otra por la simplificación de los vehículos (no tendrán radiador ni tubo de escape), que harán las reparaciones más sencillas y baratas.

Por otra parte, desde Solera estiman que la concentración de talleres será imprescindible, ya que solo los establecimientos grandes y tecnológicamente avanzados serán capaces de adaptarse a esta nueva forma de reparar.

La batería, elemento de rentabilidad para la posventa del futuro

Los datos de Solera apuntan que la entrada en escena del vehículo eléctrico implica la llegada de un nuevo elemento a los talleres, la batería. Con un coste medio de más de 11.000 euros (aunque en función de la autonomía hay modelos que superan los 20.000 euros), se trata de una pieza cara que, si bien puede compensar en gran parte la pérdida de facturación del taller, tiene el inconveniente de que el paso por boxes para cambiarla es cada diez años, una horquilla de tiempo mucho mayor que el requerido por las piezas de mecánica de un diésel o gasolina.

José Luis Gata plantea incluso que, si los precios de los vehículos eléctricos bajan lo suficiente su precio para ser más competitivos, este cambio de batería cada diez años puede no resultarle rentable al usuario, que podría optar por un coche nuevo.

Hacia dónde va el taller del futuro

Teniendo todo esto en cuenta, Gata plantea seis grandes diferencias del taller del futuro respecto al actual:

  1. La relación será taller-coche y no taller-conductor. Con próxima llegada del coche autónomo, la interacción del cliente y el taller será cada vez menor, ya que será el propio coche el que acuda al taller.
  2. El taller estará conectado directamente con el coche. Esta tendencia está siendo una realidad cada vez más común con la generalización progresiva del coche conectado. En el futuro, será la tónica dominante en el mercado.
  3. Todas las partes del vehículo estarán interconectadas, lo que cambiará radicalmente la manera de reparar.
  4. Con la generalización del coche eléctrico, surgirán centros especializados en el cambio de batería. Cómo serán y cuáles serán sus gestores es aún una incógnita.
  5. Los talleres se centrarán especialmente en actualización de software, que será el que determine la mayor parte del funcionamiento del vehículo.
  6. Los recambios ya no consistirán en piezas, sino en módulos.

Con respecto al cliente, Solera vaticina que será hipersensible al precio, valorará mucho la experiencia tanto en venta como en posventa, será preferentemente senior e “influencer”.

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