El aceite es el encargado de lubricar el motor y hacer que este se mantenga en unos márgenes correctos de temperatura. Para conseguirlo, es necesario escoger el aceite adecuado para el vehículo.

En el mercado, se pueden encontrar aceites sintéticos y minerales. Pero es conveniente fijarse en el manual del fabricante, que indica cuál es el más apropiado para cada caso. No obstante, también hay que tener en cuenta en la elección los años y kilometraje del coche, señalan en un post desde SPG.

Además, en dicho manual suele indicarse el grado de viscosidad que hay que utilizar y los valores que se deben usar es climas fríos y cálidos. Es importante tener estos datos presentes, y no escoger una viscosidad distinta a la especificada.

Asimismo, el aceite debe tener una determinada untuosidad, es decir, el tiempo que permanece sin evaporarse ni escurrirse encima de una superficie. Con ello, aunque el automóvil no se use durante un tiempo, el aceite protege contra la corrosión y mantiene cierto grado de lubricación en las piezas internas.

También es importante el punto de combustión (temperatura a la que el aceite comienza a arder), de ebullición (temperatura a la que el hierve y se evapora) y de carbonización (temperatura a la que los residuos del aceite se convierten en sólidos).

A esto se suma la tolerancia a las cenizas, índice que marca que el aceite que se use debe tener la capacidad de diluir las cenizas generadas por los motores diésel.

Por otro lado, desde SPG recuerda que no solo es importante usar los mejores aceites, sino también realizar un mantenimiento correcto y hacer el cambio de aceite de acuerdo a las instrucciones del fabricante.