Reparación | Principales trastornos musculoesqueléticos asociados al trabajo en el taller

Desde lesiones en las cervicales hasta en las rodillas, pasando por hombros, codos o muñecas. ¿Qué las provocan? ¿Cómo se tratan? Aspa Asturias recopila en una completa guía toda la información al respecto.

En ocasiones, la contractura en el cuello puede producir cefalea
En ocasiones, la contractura en el cuello puede producir cefalea

Al desempeñar un oficio, cualquier trabajador tiene riesgo de sufrir lesiones laborales. En un taller mecánico, las diversas tareas desarrolladas en el mismo requieren realizar posturas y movimientos que pueden provocar diversos trastornos relacionados con las articulaciones del cuerpo y más si no se previenen. 

Aspa Asturias (Asociación del Automóvil del Principado de Asturias) ha elaborado una guía que incluye los "riesgos ergonómicos y trastornos musculoesqueléticos en los trabajos de mantenimiento y reparación de vehículos".

Así, los principales trastornos musculoesqueléticos asociados a los trabajos de reparación y mantenimiento de vehículos son:

Tendinitis del manguito de rotadores

Situado en la articulación del hombro donde se unen los tendones procedentes de cuatro músculos diferentes. La tendinitis se da cuando se inflaman estos tendones. Trabajar con los codos elevados por encima de los hombros, manipular manualmente las cargas por encima de los mismos o la elevación continuada de los brazos, son algunos de los factores de riesgo.

Los síntomas que indican que se puede estar sufriendo este trastorno son dolor en la zona de los hombros cuando se realizan movimientos de elevación, rotación o transporte de cargas (en ocasiones puede extenderse por todo el brazo); dificultad para realizar movimientos que impliquen la necesidad de separar los brazos de la horizontal del cuerpo. En los casos más extremos, puede provocar una rotura de tendón. Para recuperarse, el tratamiento incluye reposo, antiinflamatorios, fisioterapia o incluso en casos más graves, cirugía.

Síndrome cervical por tensión

Esta lesión está producida por una contractura muscular que afecta al trapecio y al músculo elevador de la escápula. Se conoce también con el nombre de cervicalgia.

Realizar trabajos por encima del nivel de la cabeza, repetida o sostenidamente, los cuales obligan a extender el cuello; la altura del plano de trabajo demasiado baja o mantener el cuello doblado hacia delante, son algunos de los factores de riesgo.

En la primera etapa aparece dolor, contracturas, sensación de fatiga muscular y disminución de la movilidad, obligando a mantener una posición fija del cuello para evitar el dolor. En ocasiones, la contractura puede producir cefalea, que generalmente se manifiesta en la región de la nuca. En las etapas crónicas estos síntomas pueden mantenerse incluso en reposo.

Dependiendo de la evolución de la lesión, el tratamiento podrá suponer: aplicación de frío localizado, tratamiento con antiinflamatorios, fisioterapia, infiltraciones o en lesiones persistentes, cirugía.

Lumbalgia

Afecta a los músculos ubicados en la parte baja de la espalda, específicamente de la zona lumbar. Puede ser aguda o crónica. Esta última se da cuando el dolor persiste durante tres meses o más.

  • Lumbalgia aguda: dolor de comienzo brusco, que aparece normalmente durante un esfuerzo, pudiendo extenderse hacia los glúteos. Empeora con los movimientos y con la tos, mejorando con el reposo. Existe cierta limitación de los movimientos de la columna y de elevación de las piernas. El episodio suele afectar a un solo lado (unilateral).
  • Lumbalgia crónica: dolor constante o progresivo, bilateral o alterno. Empeora por la noche y en reposo. Rigidez lumbar matutina. Limitación de los movimientos de la espalda y de elevación de las piernas. En casos avanzados, atrofia muscular.

Dependiendo de la evolución de la lesión, el tratamiento podrá suponer tratamiento farmacológico, fisioterapia y en lesiones persistentes, cirugía.

Algunos de los factores de riesgo incluyen la manipulación manual de cargas, posturas de trabajo que impliquen la necesidad de tener que flexionar el tronco o girarlo, permanecer de pie, en la misma postura, durante largos periodos de tiempo, estrés y sedentarismo.

Bursistis de rodilla

La bursa, también denominada bolsa serosa, es una estructura que sirve para lubricar las articulaciones y facilitar el movimiento de los tendones y ligamentos que conforman la rodilla, gracias al líquido sinovial que contiene en su interior. Cuando la bursa se inflama, aumenta la producción de líquido sinovial y, en consecuencia, la cara anterior de la rodilla se inflama.

Los síntomas más claros son el dolor al flexionar la rodilla, sensación de calor y enrojecimiento de la piel en la zona donde se ubica la bursa (parte delantera de la rodilla). Se cura con reposo, aplicación de frío, cremas antiinflamatorias, fisioterapia y a veces infiltraciones. La cirugía solo se practica en situaciones muy puntuales, cuando la lesión se encuentra en estado muy avanzado y/o se ha infectado.

Trabajar de rodillas o cuclillas durante el desarrollo de tareas y realizar flexiones a través de posturas de trabajo son algunos de los factores de riesgo más comunes.

Síndrome del túnel carpiano

Ubicado en la cara anterior de la muñeca. El síndrome se origina por la compresión del nervio mediano. Se produce cuando se realizan malos agarres, exceso de presión con las manos o movimientos repetitivos de la muñeca.

Entre los síntomas están la sensación de hormigueo y adormecimiento de parte de la mano, especialmente en la zona de los dedos pulgar, índice y corazón. Además de la hinchazón y la sensación de quemazón y la imposibilidad de disponer los dedos pulgar-índice o pulgar-corazón a modo de pinza. Con carácter general, toda esta sintomatología es más acusada por la noche.

Se trata con reposo, analgésicos y/o antiinflamatorios, inmovilización de la muñeca, fisioterapia y en los casos más severos, cirugía.

Epicondilitis o "codo de tenista"

Se localiza en el epicóndilo, región en la cual se produce la intersección de los tendones de los músculos de la cara externa del codo. En las fases iniciales suele corresponder a una lesión de tipo inflamatorio, que puede evolucionar hacia un desgarro muscular en estadios más avanzados. 

Se nota por el dolor localizado en la zona del codo que se irradia de forma difusa al antebrazo, por la pérdida de fuerza en la mano del brazo afectado y puede llegar a provocar incapacidad funcional en la realización de movimientos de pronación y supinación.

Como en los casos anteriores, se trata con aplicación local de frío, antiinflamatorios, fisioterapia, si la lesión persiste, se valorará la posibilidad de realizar infiltraciones. La cirugía está reservada solo en el caso de lesiones de tipo crónico.

Se produce al mantener, de manera prolongada, posturas forzadas de las extremidades superiores que impliquen la extensión de las muñecas o al efectuar movimientos de impacto o sacudidas con los brazos.

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