Concesionarios | Europa llega a un acuerdo con Alemania para levantar el veto a la ley de coches sin CO2

La Comisión Europea y el país germano han pactado que se puedan vender vehículos con motores de combustión a partir del año 2035, siempre y cuando estos no emitan CO2. El convenio se firmó el día 25 de marzo y abre la puerta de par en par a los combustibles sintéticos.

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La Comisión Europea (CE) anunció el día 25 que ha alcanzado un acuerdo para que Alemania levante el veto que impuso a última hora a la legislación ya negociada y pactada para que a partir de 2035 sólo puedan venderse en la Unión Europea coches que no emitan CO2. Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la CE encargado del Pacto Verde Europeo, anunció en Twitter “hemos llegado a un acuerdo con Alemania sobre el uso futuro de los electrocombustibles en los coches".

Este reglamento sobre los estándares de CO2 para los coches se va a añadir a la reunión que los embajadores de los países ante la UE mantendrán el 27 de marzo, con el objetivo de que la norma se adopte el 28 durante el encuentro de los ministros de Energía de los Veintisiete en Bruselas, según han señalado fuentes europeas.

Alemania estaba convencida

Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholsz, ya había anunciado que Berlín y Bruselas serían capaces de llegar a un acuerdo para que el país levantara el veto. Asimismo, afirmó al llegar a la cumbre que las negociaciones entre su Gobierno y la Comisión Europea para que se puedan vender vehículos con combustibles sintéticos o electrocombustibles (e-fuels) más allá de 2035 iban "por buen camino".

El mismo viernes, un portavoz del Gobierno alemán confirmó en Berlín que el Ejecutivo germano había enviado a Bruselas una propuesta con "una solución jurídicamente segura" relativa a los combustibles sintéticos y que ahora estaban estudiando la reacción de la Comisión Europea. Entre los elementos centrales citó el compromiso de la Comisión con la neutralidad tecnológica y el anclaje de este principio en la regulación sobre los valores límite de emisión, así como la creación de una categoría de vehículos "e-fuels only" para que quede anclada inmediatamente en la legislación europea.

Prohibición de Europa

La Unión Europea acordó hace meses prohibir la venta en su territorio de coches que emitan CO2 a partir de 2035 tras una negociación entre los Veintisiete y la Eurocámara. No obstante, el acuerdo no habla de tecnologías de motorización, por lo que no excluye el motor de combustión, pero el desarrollo tecnológico actual invita a pensar que el motor eléctrico o las pilas de hidrógeno son la mejor solución escalable.

Sin embargo, aunque el pacto original ya incluía la petición de Alemania e Italia, el compromiso de que la Comisión Europea presente en 2026 una actualización de la normativa en relación con los combustibles sintéticos o "efuels", que teóricamente son climáticamente neutros porque sólo emiten el CO2 previamente capturado y permitirían, a priori, seguir vendiendo coches con motores de combustión.

El bloqueo

La Eurocámara aprobó el acuerdo en sesión plenaria en febrero y cuando los Estados miembros se disponían a hacer lo propio en una votación de sus embajadores en Bruselas, Alemania, primer fabricante automovilístico de la Unión Europea, bloqueó el acuerdo.

El país germano había estado reclamando más protección para los combustibles sintéticos, que son neutros en emisiones de CO2, pues se fabrican con hidrógeno y carbono capturado previamente u obtenido a partir de biomasa. El Parlamento Europeo ha sido taxativo sobre la imposibilidad de alterar el texto legal pactado porque "mataría" no sólo la política climática comunitaria, sino la credibilidad del proceso legislativo de la UE. Sin embargo, hay que destacar que el órdago de Berlín encontró apoyo de países como Eslovaquia, República Checa, Italia, Hungría, Polonia y Bulgaria.

Rechazo de países europeos

En cambio, ha generado desconcierto y rechazo en buena parte de Estados miembros, entre ellos España, que se han mostrado anonadados por el cambio de posición justo antes del procedimiento de aprobación formal, un regate político tan inusual que no se recuerdan maniobras similares en el pasado, ha informado EFE.

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