Sólo una semana en España, trabajo agotador repartiendo delivery en una bici y una fractura de tobillo que termina con tres meses enteros en la cama. "Definitivamente, el comienzo aquí no fue fácil". Afortunadamente, vida y media desde entonces. Superación mediante. Porque Cris, junto a su hermana Crissaura, es hoy la flamante gerente, no de uno, sino de hasta tres talleres mecánicos en Madrid. Toda una odisea que tiene como punto de partida Venezuela, su patria, con escala en Perú, donde conocieron a Liliana, amiga de ambas y tercera socia de este triángulo de la posventa llamado "Solutions Caribbean" con vértices en Carabanchel, Vallecas y Coslada.
"No llevaba ni una semana en España, tengo la suerte de conseguir un trabajo como repartidora de comida con una bicicleta y me caigo, una fractura grave en el tobillo y casi cien días parada en la cama, fue una tortura, pero bueno, soy persistente, no me rendí, así que salí de nuevo a la calle a buscar trabajo en talleres de chapa y pintura que, realmente es mi pasión, gracias a Dios, a pesar de que es un trabajo casi monopolizado por los hombres y nos ha tocado incluso ver el machismo no muy lejos, hemos tenido la suerte de abrirnos camino", recuerda sobre aquellos complicados días.
La delicada situación política y económica de Venezuela arrastró a Cris a tener que salir fuera, a, como tantos otros compatriotas, agarrar el futuro por los cuernos y buscarse la vida en otro país, o en varios, hasta encontrar el lugar adecuado. De este modo, los viajes, los países, las experiencias, los trabajos en negro, cobrando poquito, fueron cayendo, uno detrás del otro, hasta que no quedó más remedio que cruzar todo un oceáno y llegar a España.
"El primer contacto que había tenido con la posventa llegó en un negocio de rotulación de coches de talleres en Perú, donde conocí a Liliana, así que en España era también mi idea para arrancar, pero empecé trabajando de varillera como ayudante en un taller y al poco tiempo surgió la posibilidad de empezar con nuestro propio proyecto de chapa y pintura en Carabanchel, no pasó demasiado en aparecer una buena oportunidad en Vallecas y formé una sociedad con mi hermana para hacernos cargo, además, aprovechamos para traer a España a Liliana y que se uniera al equipo", relata sobre una vereda a la que todavía le quedaba otro golpe del destino.
Tres talleres en menos de un año
"No habría pasado ni un mes de estar trabajando en los dos talleres y nos llama un amigo a mediados de diciembre para ofrecernos un tercer taller, en Coslada, nada menos que la antigua Toyota, era una oportunidad magnífica, cómo no la íbamos a aprovechar, así que apostamos por seguir creciendo, es un taller grande, con volumen de trabajo, tienen dos cabinas de pintura, viene mucha gente a diario, estamos pintando unos ocho automóviles al día... Estamos contentas", sentencia con orgullo sobre una progresión meteórica, pues no ha pasado ni un año -"el 17 de junio de 2024"- desde que inauguraron en Carabanchel el primero de los talleres.
De biennacidos, es ser agradecidos, por eso, Cris es muy consciente de que hay un puñado de personas que han sido "cruciales" para llegar hasta "cumplir un sueño". "Como te decía antes, hubo gente que nos puso problemas, que parecía que no quería que nos salieran las cosas bien, pero también existen nombres y empresas que han creído en nosotras y se la han jugado con nuestro proyecto: me acuerdo, por ejemplo, de Rubén Muñoz, de Autopinturas Jorma, que nos ayuda siempre y fue nuestro primer proveedor en Carabanchel; de Valuepro, que también creyó en nuestra idea en Coslada; de Julio Moreno, responsable de Grupo Cartés, de filtros de cabina; de José Luis Guerrero, de Hymax (GPC)... Muchas gracias a todos de corazón", repasa emocionada.
Las dos hermanas, Cris y Crissaura, delante de una de las cabinas de su taller en Coslada.
Comprar un taller propio, siguiente reto
Pero este trío de venezolanas no se detiene, quieren ir más allá, involucrarse aún más en una profesión, o más bien al contrario, una pasión, que además se ha convertido en el día a día de sus vidas. "Estamos de alquiler en los tres talleres, es cierto que ahora mismo no tenemos apuros para costearlo, hay rentabilidad, pero queremos crecer más y la siguiente idea es comprar nuestro local y tener un taller propio, para nosotras", explica con sensatez.
"Tengo metido en la cabeza desde hace tiempo otro deseo pendiente, abrir un negocio de compraventa de segunda mano, aunque la chapa y pintura sea mi predilección, tener también nuestro local y ofrecer más servicios, abrir más las miras, que haya por supuesto, carrocería, pero también mecánica, compraventa, lavado...", explica ambiciosa. Es consciente de una declaración de intenciones que mira a Valencia de reojo, donde ya tienen "un local mirado", deja entrever de soslayo, como si nada, pero "no hay personal ni, sobre todo, las garantías para seguir expandiéndonos con cabeza", concluye Cris, segundos antes de volver a una de esas cabinas de pintura en las que pasa horas y horas trabajando. No extraña. Los días en la cama con el tobillo roto no se olvidan. Ni abandonar el hogar. La patria. Ni ese rosario de países en un visado que ahora tiene sellado el mejor de los destinos: el éxito.