Los baremos son esas herramientas que a los talleres no les gustan especialmente, pero no tienen más que remedio que aceptar -por no decir que odian-, siendo además fundamentales a la hora de determinar tanto el número de horas como el de materiales de pintura que se van a utilizar en una reparación de chapa y pintura. Por su importancia, fueron objeto de debate de una de las mesas redondas del II Congreso de Efiauto celebrado en Madrid en la mañana del martes 10 de junio. Una mesa redonda, moderada por Juan Antonio Ausín, director general de Aprotalleres, quien dejó claro desde el primer momento que los baremos deben ser (o deberían) "transparentes, consensuados, no arbitrarios y trazables, teniendo que reflejar la realidad de la reparación”, pero en la que se abordaron sus principales problemas como falta de transparencia, arbitrariedad en muchos casos, falta de actualización o incluso su posible externalización o pagar a medias con las aseguradoras como un método para mejorar la cuenta de resultados de los talleres.
Para el debate se contó con participación de integrantes de toda la cadena, desde fabricantes de pintura o carrocería a empresas con baremos propios, programas que los integran o incluso un representante de Portugal, país donde, por cierto, sigue operando el baremo Cesvimap que tanto se añora en España. Y por supuesto, contó con Jon Ureta (Vasic), una de las personas que más conoce estas herramientas. Actualmente, la proporción de uso de los baremos aproximada es de un 20% Digital Paint (Mapfre), 18% Chromastar (Mutua Madrileña), 40% Centro Zaragoza y el restante 22% baremos manuales. Con esta introducción, Ureta afirmó que las valoraciones de algunos de ellos son "bastante bajas", definiendo el de Centro Zaragoza como "quizá el más libre" aunque "algo limitado", funcionando bien hasta dos o tres piezas, pero a partir de ahí empieza a recortar. Además, sobre la posible externalización del servicio de valoración por parte de los talleres, Ureta se mostró partidario, sin definir la modalidad concreta, porque "partiríamos de una base inicial en cuanto a tiempos y materiales más elevada". "En el día a día, los talleres tienen mil funciones y a veces les impiden hacer esta labor, que es fundamental para la rentabilidad del negocio", afirmó.
Los fabricantes no participan en su elaboración
Del lado de los fabricantes, Jorge Teles, director general de BASF, considera que "bien aplicados, en principio, los baremos se pueden considerar correctos", pues son resultado de una investigación realizada por centros de investigación (Cesvimap y Centro Zaragoza), "donde se prueba con producto real, compartimos fichas técnicas, formación de productos, etc", aunque mostró su sorpresa por el hecho de que "dependiendo de quién realiza una valoración, los resultados son distintos. Yo creo que por ahí es dónde pueda estar el problema", dejando claro que los fabricantes "somos parte involucrada", pero "no participamos de su elaboración", más que para facilitar la labor de los centros de investigación. Por su parte, Víctor Víctor Videira, responsable de Roberlo en Iberia, admitió que "la actualización se hace cada dos o tres años y que seguramente no está al nivel de actualización que debería estar", dado la "rápida evolución" de los materiales de pintura en los últimos años. "Cada día lanzamos productos más eficientes, con menos consumo, con procesos más eficientes... y esto tendría que reflejarse en los baremos". Aunque también productos más caros, algo que igualmente debería revisarse con mayor frecuencia, admitió. Sobre la actualización, Ureta añadió que "está muy bien, pero el problema está en la base, ninguno se ajusta a la realidad del día a día del taller y, además, la ubicación de las piezas a reparar influye", algo que no se tiene en cuenta.
Con la opinión mucho más clara y saliéndose probablemente del status quo del resto de integrantes de la mesa redonda se presentó José Luis Gata, director de negocio de Solera, para quien los baremos "deberían ser realizados por el fabricante del vehículo" o "el fabricante de pinturas", que son los que saben. En cualquier caso, Gata defendió la "pre-peritación" de los talleres como herramienta para negociar con los peritos y poder sacar mejor rendimiento. ¿Sobre el futuro? Apuntó a la digitalización y a la Inteligencia Artificial como herramientas que mejorarán todo el proceso de valoración, como ya han ganado eficiencia en los últimos 30 o 40 años.
"El perito tiene unos objetivos de costes medios. Esto crea tensión"
El único representante desde el punto de vista de creador de un baremo como Eurolack fue Luis Murias, director general de DAT Ibérica, para quien, bajo la premisa de respeto absoluto con Cesvimap y Centro Zaragoza, ausentes en el debate, el problema es "cómo se aplica en el día a día estos baremos desde el punto de vista de los procesos y de la capacidad del taller, con la intervención de una persona (perito) que tiene unos objetivos en costes medios de reparación. Esto crea tensión", explicó. Y ahí lo fundamental, dijo Murias, es establecer "desde el punto de vista técnico, qué actividades se tienen que realizar para reparar un vehículo siguiendo lo que está preconizado por los fabricantes del vehículo". Por ello, defendió la transparencia de su baremo, que se basa en la superficie de los daños de las piezas, en el que han intervenido talleres, consumidores, fabricantes, etc.
Más sencillo es en las intervenciones de carrocería, donde Alejandro Nicieza (Snap On) explicó que el baremo ahí es el fabricante. Por ello, sobre el debate, admitió que "la única defensa que tiene el taller para tener mejor rentabilidad es conocer los procedimientos del fabricante de la reparación para, primero hacer un buen trabajo y que ese coche quede con las mismas características de seguridad vial que tenía antes del accidente". Y en segundo lugar, para "defender un presupuesto, puesto que sabe lo que tiene que hacer para reparar el coche". Eso sí, no dudó en afirmar que "el taller invertiría con gusto en la formación para hacer buenos trabajos si pudiese cobrar mejor los trabajos". "Para invertir en formación tienes que ganar dinero para poder provisionar una parte a cualquier empresa", sentenció.
Baremo consensuado, un imposible
Lo que quedó claro es que la dificultad de poner de acuerdo a tantos actores diferentes, cada uno mirando sus intereses, es un obstáculo difícilmente salvable. De hecho, ninguno de los participantes quiso mojarse demasiado sobre la posibilidad rea de tener un "baremo consensuado", más allá de desearlo y ver lo complicado que sería conseguirlo. "Creo que es imposible. Porque hay 40.000 talleres y cada uno es diferente. Sería bueno, pero lo veo difícil", resumió Nicieza en el sentir de los presentes, incluido Luis Santos, del distribuidor portugués Impoeste, para quien "los baremos están bien hechos, pero no sabemos explotar las herramientas para tenerlas a punto y negociar", aunque en todo caso, allí aún el baremo Cesvimap (no Digital Paint) y, concluyó que "esto no es una cooperativa. Es normal que talleres y aseguradoras empujen y que cada uno lo haga para su lado. Es cierto que hay algunos intereses comunes, pero el plan es el negocio de cada uno. Y tenemos que respetar a cada uno con su plan", sentenció.