El sector del neumático centra sus esfuerzos este 2025 en contribuir con una sociedad y un entorno más sostenible. La responsabilidad sobre el medioambiente ha estado encima de la mesa en los últimos años y hemos sido testigos de grandes avances. El neumático es clave para que los vehículos mejoren su eficiencia en consumo y ruido. Esto incluye, tanto producción, en la que las emisiones de CO₂ por tonelada se ha reducido un 20% desde 2005, hasta su uso. Fruto de ello, tanto los de turismos como los de camiones están etiquetados según consumo de combustible, frenada en mojado y ruido de rodadura.
Entre los grandes retos que el sector ha ido dando en este campo, no podemos olvidar la aprobación del Reglamento Euro 7, que establece normas concretas sobre las emisiones, especialmente las partículas que proceden del neumático y de los frenos. Durante toda su vida útil, juega un importante papel y dependiendo de los materiales, el dibujo y el compuesto, el gasto puede ser menor. Por eso es tan importante conocer la Etiqueta Europea, que aporta toda esta información sobre sostenibilidad y eficiencia energética.
También es esencial conocer que, tras su vida útil, el neumático sigue fiel a esa vocación sostenible, ya que el caucho es un material reutilizable. Por eso, se recogen para su valoración energética o material. En Europa, el 94% de los materiales derivados de ELT se vuelven a utilizar. El reto sostenible no solo afecta a la industria, sino también a los conductores. Según un estudio de Afane, sólo un 7% de los usuarios considera la sostenibilidad un factor decisivo a la hora de escoger neumático. Esto ocurre porque la mayoría de ellos desconoce que también es un elemento que contribuye al cuidado del medioambiente. En el caso de los motores térmicos, el uso eficiente y mantenimiento óptimo de los neumáticos conlleva un ahorro directo en combustible y, por tanto, disminución de las emisiones. En el caso de eléctricos, el ahorro se refleja en un aumento de su autonomía.
Mencionaba la vida útil, porque muchos se preguntan cuándo es el mejor momento de cambiarlos, e incluso se sigue hablando de una fecha de caducidad. Trabajamos para acabar con este falso mito, dado que no hay ninguna normativa que lo ampare. A cambio, sí debemos entender que la seguridad en carretera depende del estado de los neumáticos: que no exista un número que indique la vida de los neumáticos no significa que no sea finita.
Nuestra recomendación es que, tras cinco años como máximo, especialistas realicen inspecciones anuales, complementarias a las de mantenimiento para vigilar presión del inflado, nivel de desgaste, deformaciones, etc. Además, para aumentar precauciones, si los neumáticos no han sido reemplazados en los primeros diez años tras su fabricación, aconsejamos sustituirlos, aunque el nivel de desgaste aún no haya alcanzado el límite mínimo legal permitido de 1,6 mm.
Y una vez más, volvemos a la necesidad de que los conductores tomen conciencia de su responsabilidad en el estado de los neumáticos. Deben saber interpretar el punto de marcaje y tener conocimiento de que la fecha de fabricación tiene cuatro dígitos: los dos primeros son la semana de fabricación y los dos siguientes, el año. La suma de estos elementos remite al que consideramos el mayor reto de 2025: la concienciación plena del usuario y la toma de responsabilidades sobre el estado y cuidado de este elemento esencial, que garantiza la seguridad al volante.
Artículo incluido en la Ruta del Neumático 2025 de Infocap. Consigue tu ejemplar
