Como elementos fundamentales para el buen funcionamiento del motor, los inyectores necesitan un mantenimiento adecuado y periódico en cuanto a su limpieza.

De acuerdo con un artículo publicado por Loctite en su blog, existen tres métodos principales para realizar esta operación y evitar así la aparición de problemas como tirones en el motor, exceso de humo en el tubo de escape o fallos en los clindros, por ejemplo.

- Limpieza con aditivos. Estos aditivos se agregan directamente al depósito, donde se mezclan con el combustible. "Este es el método más sencillo, económico y, posiblemente, menos efectivo, ya que no es posible actuar directamente sobre el problema que pueda tener el inyector", aseguran los expertos de Loctite. Además, algunos de los componentes químicos que poseen estos aditivos podrían llegar a ser perjudiciales para el motor. 

- Limpieza por barrido. Este método consiste en acoplar al sistema unos tubos que introducen un líquido de limpieza mientras se hace funcionar el motor (hasta que el líquido se agota). Este procedimiento no solo limpia los inyectores, sino todo el sistema, incluyendo otros elementos como las válvulas, la cámara de combustión, la válvula EGR o el sensor de oxígeno.

- Limpieza por ultrasonidos. Es el sistema más efectivo, en opinión de los técnicos de Loctite, aunque también tiene algunos inconvenientes. Para realizar este tipo de limpieza es necesario desmontar los inyectores y trabajar con ellos en un banco de pruebas para conocer la resistencia de los inyectores, la estanqueidad o el caudal, y el patrón de la pulverización. Una vez analizados los inyectores uno por uno, se pueden detectar los problemas individualmente y proceder a reparar cada inyector según sus necesidades. Así pues, las dos desventajas que presenta este método son el coste que tiene para el cliente y el hecho de no poder utilizar vehículo durante el tiempo que se analizan y se limpian los inyectores.