La venta de vehículos de ocasión ha ido creciendo en los últimos meses, según los datos ofrecidos por el sector de la automoción. Pero en este tipo de operaciones no pocas veces los usuarios se convierten en víctimas de estafas en lo que en principio parece el hallazgo de una oferta excepcional para el comprador.

Por este motivo, los profesionales señalan que, ante la sospecha de que el cuentakilómetros haya sido alterado antes de su venta, se debe acudir a un taller donde realicen las oportunas pruebas que confirmen si los kilómetros indicados son reales.

De esta forma, los técnicos de dichos establecimientos comprobaran si el estado del interior del coche concuerda con los kilómetros marcados en el odómetro, ya que ambas cosas están ligadas.

Además, se tendrá en cuenta, por ejemplo, que si el coche se vende con 40.000 km, es extraño que los pétalos de los asientos estén desgastados, aunque el uso del coche haya sido únicamente urbano. Otros aspectos a tener en cuenta es el mullido de los asientos, el estado de los pedales o el desgaste del volante, tal y como publica Diario Motor.

No obstante, el estado mecánico del automóvil será lo que haga que los profesionales puedan confirmar los kilómetros reales. Así, el recorrido del embrague, el estado de los frenos, los discos y las pastillas delanteros pueden delatar una posible estafa.

Asimismo, en el taller podrán detectar ciertos sonidos que revelen averías ocultas o si el coche ha tenido accidentes graves que han sido reparados y han afectado a su bastidor.

Por otro lado, es recomendable que los centros especializados en electrónica comprueben el kilometraje real con una conexión por ordenador al puerto OBD del coche y, con ello, estudiar si alguien ha manipulado la electrónica del coche.