La normativa Euro 7 sigue dando que hablar. La nueva regulación, que previsiblemente entrará en vigor en 2025, tiene como objetivo reducir aún más las emisiones contaminantes y promover la transición hacia una movilidad más limpia y sostenible, pero no sólo eso, también que las emisiones se mantengan en esos niveles a lo largo de toda la vida útil del vehículo con controles periódicos en la ITV.
La polémica por su implantación está servida. Los fabricantes de automóviles tendrán que realizar cambios drásticos en el diseño y la producción para cumplir con los estándares de emisiones.
Esto, explica Serca, puede resultar "costoso y requerir una revisión completa de las cadenas de suministro y la tecnología utilizada".
Los fabricantes rechazan la medida
Las consecuencias se traducen un aumento del precio final para los conductores. Esto, defienden los fabricantes, podría dificultar el acceso a vehículos más limpios y sostenibles para algunos segmentos de la población, lo que podría desacelerar la adopción generalizada de vehículos más ecológicos.
Los fabricantes de automóviles se han plantado ante la Euro7. Tanto es así, que algunos como las marcas agrupadas bajo el paraguas de Stellantis defienden que se elimine la norma Euro 7, por “ser absurda e impactar incluso en el objetivo de la electrificación del parque”.
Un grupo importante de países de la UE, entre los que se encuentran los del bloque del este e Italia, han acordado paralizar su aprobación en el parlamento europeo.
Consecuencias para la posventa
A juicio de Serca, el retraso o la desaparición de la normativa Euro 7 sería bueno para la posventa independiente ya que ésta se nutre esencialmente del máximo de parque móvil circulante con cierta edad, y de su tasa de renovación depende el parque móvil potencial disponible.
"A medida que crecen los requisitos tecnológicos de emisiones en los automóviles nuevos, estos se encarecen, y el efecto que estamos viendo aparejado a la electrificación en el mercado es una reducción drástica de las ventas totales de automóviles, muy lejos de los datos alcanzados en 2018-2019", argumentan.
Además de dejar la puerta abierta a una mayor venta de coches, al ser más asequibles, "más fabricantes se animarían a seguir produciendo vehículos de combustión interna que cumplan con la norma Euro 6 actual", coches asequibles que dejarían de producirse si la norma Euro 7 impacta con su actual diseño restrictivo respecto a las emisiones.
"Un retraso o eliminación de esta norma facilitaría el crecimiento del parque en el segmento más sensible de acabar siendo mantenido y reparado por la posventa independiente, por lo que ganaría un balón de oxígeno para seguir preparándose para las nuevas tecnologías y mercados asociados a la automoción en fase de crecimiento", concluyen.
