La digitalización de los talleres es un objetivo que suele aplazarse y que no ha llegado a extenderse al cien por cien en el sector. Sin embargo, el cúmulo de visitas pendientes de los clientes que esperan a que sus coches sean revisados tras estar semanas parados durante la crisis sanitaria puede ser una oportunidad para dar el paso que lleve a implantar esta herramienta en dichos establecimientos.

De esta manera, podría convertirse en una solución para aligerar la carga de trabajo que propietarios y mecánicos tienen que hacer en los centros de reparación como gestores, contables, asesores fiscales y expertos en medio ambiente por falta de liquidez, explica José Ramón Devasa, gerente de Atreve, en La Voz de Galicia.

Devasa admite que este esfuerzo necesario va a costar. “Hace diez años el 53% de los talleres tenía a alguien mayor de 55 años al frente. El boom del sector fue en los años 80, fue envejeciendo y la crisis del 2008 impidió el relevo generacional. Es el momento”.

Por otro lado, desde Atreve afirman que “la rentabilidad no es elevada. El 90% tiene menos de cinco trabajadores, uno o dos, en realidad”, indica Devasa, quien estas semanas ha ayudado a tramitar las peticiones de ayuda a la Administración.

Pero subraya que “los ERTE fueron una herramienta muy potente y muy positiva, pero no son un cheque en blanco, hay que justificarlos”. No obstante, apunta que el escenario que se plantea no es fácil, puesto que el 80% de los talleres cerraron hace unas semanas y al volver a abrir se han encontrado con un solo profesional.

Algunos profesionales aseguran que lo peor vendrá después del verano y que “los que tengan una cartera de años aguantarán; los nuevos van a tenerlo difícil”, afirma Joaquín Fraga, dueño de un taller en A Grela.

En los primeros días de desescalada las principales demandas en los talleres han sido las baterías (seis veces más de lo normal) y la revisión de la ITV, con prioridad para camiones, autobuses y taxis, y después las que expiran estos días y las caducadas con prórroga.