Concesionarios | La emprende a martillazos con su Tesla S en el concesionario

Un cliente chino protestó así por la demora en la recepción de su vehículo, por el que ya había pagado.

Tesla S, después de pasar por el martillo de Yu Xinquan
Tesla S, después de pasar por el martillo de Yu Xinquan

¿Te imaginas organizar toda una ceremonia para entregarle su coche nuevo a un cliente y que éste la emprenda a martillazos con el vehículo? Podría ser la pesadilla de cualquier gerente de concesionario en una noche cualquiera. Pero para un establecimiento chino se convirtió en realidad: el cliente destrozó con un martillo el parabrisas de su flamante Tesla S.

La acción del cliente no se debió, al menos en su totalidad, a un episodio de locura transitoria, sino que se fue fraguando durante meses: los que se demoró en llegar su vehículo desde la fecha prometida de entrega.

Según Yu Xinquan, el rico empresario que sacó a pasear su martillo en el concesionario, la marca les avisó a él y otros clientes el día anterior al que se debía efectuar la entrega de que ésta se retrasaría. Los ánimos se encresparon y Elon Musk, fundador y propietario de Tesla, llegó a trasladarse a la ciudad china para calmar los ánimos.

Lejos de calmarse, Xinquan se enfadó más al enterarse de que su vehículo ni siquiera había entrado en fábrica. Además, mientras esperaba por su vehículo, Yu Xinquan veía cómo otros vecinos de su ciudad se “colaban” en el orden de pedidos. Y cuando por fin lo iba a recibir, un problema con las aduanas retrasó aún más la entrega.

El concesionario propuso a Xinquan que utilizara un vehículo de sustitución idéntico que tenía en exposición, a lo que el cliente se negó, alegando que eso sería como “desposar a una mujer ya casada anteriormente” (sic).

Cuando por fin recibió el vehículo, el concesionario organizó toda una ceremonia de entrega… en la que todo el público asistente pudo ver al millonario, que pagó religiosamente el vehículo (unos 130.000 euros), destrozándolo con un martillo para evidenciar el mal trato recibido. Falta por saber quién se hará cargo de su reparación que, obviamente, no cubrirá la garantía.

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