Los talleres son, por lo general, lugares seguros pero como en todos los trabajos, hay situaciones en las que se pueden producir daños a la salud de los trabajadores. Si hablamos particularmente de los talleres de carrocería, uno de los principales riesgos se produce en el proceso de pintado, dada la exposición a los agentes químicos, isocianatos y disolventes, presentes en las mezclas.

La exposición se produce principalmente por vía inhalatoria, debido a la presencia de vapores orgánicos durante los trasvases de producto, la aplicación manual y el secado de las piezas, así como en las operaciones de limpieza de los útiles de trabajo. También, por supuesto, por los aerosoles generados en la aplicación por pulverización.

Pero la exposición también se produce a través de la piel, por el contacto directo con los productos químicos, en su aplicación y posterior limpieza.

Exposición a isocianatos

Las consecuencias para la salud son varias y de diverso tipo. En cuanto al sistema respiratorio,

- Irritación sensorial aguda e inflamación de nariz, garganta y pulmones, tos, molestias en el pecho y dificultad para respirar;
- disminución de la función pulmonar sin evidencia de sensibilización después de una exposición prolongada.
Una vez que se ha inducido el asma en personas sensibilizadas, pueden desencadenarse ataques después de exposiciones breves y a muy bajas concentraciones de la sustancia química.

Afectación a los ojos:

- Irritación con enrojecimiento;
- lagrimeo;
- ardor e hinchazón.

Síntomas en la piel:

- Irritación con enrojecimiento y sequedad;
- dermatitis alérgica de contacto como consecuencia de la sensibilización cutánea.

Por otro lado, no hay que olvidar que los disolventes orgánicos son neurotóxicos y pueden ejercer sus efectos de forma crónica.

Es necesario señalar que algunos de los componentes de las formulaciones utilizadas podrían contener agentes químicos cancerígenos, por ejemplo, determinadas sustancias complejas derivadas del petróleo.

Factores de riesgo más importantes

Dependiendo del producto utilizado la gravedad de los efectos potenciales sobre la salud puede variar, también del procedimiento de trabajo, como los métodos de trabajo que generen una elevada concentración de aerosoles/vapores, número de piezas, tipo de pistola utilizada.

Otros factores son la aplicación y secado de la pintura en zonas abiertas o cerradas, la duración y frecuencia de las tareas generadoras de vapores orgánicos o aerosoles y el tiempo que el personal permanece potencialmente expuesto.

Temperatura y humedad relativa elevadas, exposición simultánea a diversos agentes químicos en forma de vapores orgánicos o aerosoles, utilización de disolventes con alta volatilidad o con capacidad para absorberse por vía dérmica para la limpieza de los equipos de pulverización o la falta de orden y limpieza afectan al riesgo.

Otros de los riesgos que establece la normativa son los siguientes:

-Cerramientos o extracciones localizadas inexistentes, deficientes en cuanto al diseño, que no se ponen en marcha o bien que el mantenimiento sea insuficiente.
-No utilización de los equipos de protección individual existentes, que no cumplan con las características de protección requeridas o que no se utilicen o mantengan adecuadamente, por ejemplo, falta de ajuste del equipo de protección respiratoria (EPR) o selección incorrecta del tamaño.
-Aplicación de pintura con zonas de la piel descubierta.
-Deficientes medios de control de fugas y derrames.
-Limpieza ineficaz que deje accesibles zonas contaminadas que puedan suponer una exposición dérmica por contacto.
-Ausencia de formación e información adecuadas de las personas trabajadoras.
-No disponer de fichas de datos de seguridad actualizadas.
-Ausencia de instalaciones y medios para el aseo personal o que estos sean inadecuados.
-Ausencia o falta de mantenimiento de instalaciones de emergencia en caso de salpicaduras, etc.