Sábados, domingos o festivos, 24 horas. No hay descanso, a cualquier hora y en cualquier momento se puede iluminar tu móvil. Te sobresaltas, “Nueva reseña en Google”. Dejas lo que estás haciendo para saber qué han comentado y cuántas estrellas te han caído.

Pero claro uno se siente indefenso ante este sistema de valoración, cierto que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, faltaría más. Pero, las opiniones son puntos de vista de una parte, en ocasiones de forma anónima o con perfiles poco creíbles y sin ningún tipo de regulación. Y me atrevería a decir, subjetivas.

Uno puede poner que mató a Manolete y eso ahí se queda. Cierto es que puedo responder, pero eso es entrar en una batalla perdida. O como en mi caso que un taller que está muy cerca de mí, con un perfil personal ponga “lamentable” y una estrella. Pone una porque no puede poner cero. 

                                           

Me parece un sistema un poco arbitrario y sin ningún tipo de control de la verdad o la mentira. Nos deja a merced de lo que cualquiera quiera escribir. Con ello no quiero decir que mi opinión valga más que la de otro, ni sea la verdad absoluta. Tan solo es mi punto de vista. E incluso en ocasiones haremos algo mal, digno de una opinión negativa, que por supuesto se debe expresar. Esas son las que queremos, ya que nos ayudan a mejorar.                                    

Pero cuando tomamos como valor este sistema para conocer si una empresa trabaja bien o mal, eso hoy en día es jugarse mucho y por supuesto es simplificar a la mínima expresión el servicio y la historia de cualquier negocio.

Pero a ver quién se lo explica al señor Google!