La conectividad en los vehículos tiene indudables ventajas para el usuario, tanto en comodidad y facilidad de conducción como en el diagnóstico de posibles averías. Uno de sus principales inconvenientes desde el punto de vista del taller mecánico son las dificultades de acceso a los datos del vehículo, lo que ya hemos abordado en repetidas ocasiones.

Otro de los grandes problemas del vehículo conectado es el aumento de su vulnerabilidad respecto a los hackers. Loctite destaca en un artículo de su blog que, en la actualidad, con los sistemas electrónicos basados en frecuencias, internet o señales por satélite, las posibilidades de encontrar una brecha de seguridad son cada vez mayores.

El artículo señala que de momento, la mayoría de los hackeos son hechos aislados o experimentos, pero demuestran que es posible y que los fabricantes deben empezar a tomar medidas para evitarlos. Algunos de los mayores peligros de estos ciberataques son el empleo de coches no tripulados como armas letales o para herramientas de secuestro.

Sin embargo, “lo que más temor puede provocar es el simple hecho de saber que otra persona podría estar controlando nuestro vehículo, y lo que es peor, con nosotros dentro”, cita el artículo. Más a pie de calle, en los últimos tiempos han aumentado los robos de coches que usan sistemas de apertura con llaves inteligentes.

ALGUNOS EJEMPLOS LLAMATIVOS DE HACKEO

El grupo de hackers chino Tencent Keen Security Lab, logró en 2016 hackear un Tesla Model S, alterando sus funciones de conducción y estacionamiento. En 2017, consiguieron hackear un Tesla Model X y montar un espectáculo de luces con él a través del móvil.

Otro ejemplo es el dos hackers de la compañía IOActive Labs que hicieron montar a un periodista en un Jeep Cherokee para que este pudiera dar fe de cómo lo manejaban desde su ordenador, a más de 15 km de distancia. Se hicieron con control del coche, activaron la calefacción, el audio a todo volumen e incluso apagaron el motor.