Recuerdo los tiempos en los que, cuando entraba un camión al taller, el jefe de mecánicos acercaba el oído y realizaba un certero diagnóstico de la avería. En los más de 40 años que llevo trabajando en el taller son muchas las cosas que han cambiado y puedo afirmar que el nuestro es un sector que cuenta con grandes profesionales que han sabido aprender y adaptarse a la evolución del sector.

Sin embargo, nuestro fuerte no es escribir ni tampoco organizarse, sobre todo a nivel empresarial. Y ahora pasamos rápidamente a una digitalización que necesita unas inversiones para adaptar los talleres, que a su vez se van adaptando a los cambios en los vehículos. Ahora mismo, muchos talleres de vehículo industrial han normalizado la comunicación a través de canales digitales como el email o las redes sociales, aunque otros mucho no. De igual manera, también ha crecido la implantación de la cita previa, que es de lo poco positivo que podemos extraer de la pandemia de la covid-19.

FLOTAS O AUTÓNOMOS

También es momento de definir cómo enfocarnos como taller. ¿Y lo hacemos hacia las flotas o autónomos? Son dos perfiles totalmente distintos. Con las flotas nos preparamos para que los clientes no se tengan que molestar y que cuando sufran una avería en carretera no tengan que pensar dónde han de acudir, ya que para eso estamos las redes, y nosotros debemos estar para que con un clic ya sepa qué coste va a tener la reparación. Con el autónomo es distinto, ya que él estará igualmente adaptándose a la digitalización y se usarán unos canales diferentes, sin olvidar el trato personal.

Necesitamos modernizar nuestras instalaciones físicas y electrónicas para adaptarnos a los servicios que nos van a exigir los nuevos vehículos. Se van a seguir incorporando sistemas de ayuda a la conducción para proteger y evitar accidentes y ahí también tenemos que estar los talleres. Por ello es vital que lleguemos libremente a esa conectividad y a la información técnica necesaria y que no se quede escondida en los grandes grupos y constructoras.

Como comentaba unas líneas más arriba, necesitamos técnicas y herramientas, tanto del taller como comerciales. Es importante adaptar el taller a que sea más empresa, para poder dar el servicio que se merecen las grandes flotas y los grandes autónomos.

INVERSIÓN NECESARIA

Pero para todo ello se necesita inversión, una muy importante porque hay que cambiar todo el sistema del taller: hardware, software, consultoría, acceso a la información técnica... Igualmente, tenemos que incorporar trabajadores especialistas, probablemente ingenieros, ya que seguramente ahí esté nuestro futuro para poder afrontar todos los cambios que vienen.

Se necesita mucha formación. Y en este terreno es obligada la colaboración tanto con las instituciones como con las asociaciones y las redes. La formación es la base para que nosotros podamos adaptarnos a todas las nuevas tecnologías que vienen. Serán muchas: se habla de los cambios de combustible, aunque en vehículo industrial aún estamos hablando de los fósiles, pero ya se habla también de los combustibles con bajo o cero CO2, que nos permitirá mantener toda la logística, tanto de talleres como de transportes, porque el cambio a eléctrico sería otro problema. Aunque de momento no parece que la agenda 2030-2050 contemple cambios importantes en V.I.

Hay que aprender a gestionar con eficacia para no perder competitividad. Es necesario y obligado apoyarse en asociaciones y grupos. Y también será fundamental la unión de talleres; estar todos unidos para poder atender a los clientes. Cuando salga una flota de Murcia, que no haya problema en que se le atienda en Barcelona, en Coslada, en Portugal... donde sea. Hay que empezar a colaborar, porque no somos competencia, y entre todos tenemos que asumir que el transporte no solo es viajar, sino que se termine en buen puerto.

Artículo publicado en el Manual del Taller de V.I. 2022 de Infocap