Un trabajador de un taller de Palma de Mallorca se enfrenta a una pena de 51 años de cárcel por abusos a menores y distribución de pornografía infantil.

El acusado, de procedencia alemana, rodaba las escenas que después distribuía a través de internet en el propio centro para el que trabajaba.

Según explica la prensa local, grababa allí las imágenes fuera de horas de trabajo, por lo que ni los dueños del establecimiento ni sus compañeros de trabajo sabían nada al respecto.

El hombre tiene antecedentes por posesión de pornografía infantil. Los padres de los niños afectados, que estaban conchabados con el principal acusado, se enfrentan a peticiones de 18 años de cárcel cada uno por corrupción de menores.