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Reparación

Burgos asiste sin reacción, y pese al exceso de demanda, al interminable goteo de talleres abocados al cierre

Costes altos, condiciones salariales imposibles, tiempos de espera, escasa formación... Complican el futuro de un sector tradicional y arraigado en la ciudad.

Publicado: 28/05/2025 ·15:31
Actualizado: 28/05/2025 · 15:31
  • Los talleres de chapa y pintura, cada vez más acuciados en la ciudad castellana.

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Burgos parece espectador de un drama. La capital castellana asiste sin capacidad de reacción a un rosario de cierres en un sector industrial tradicional y de proximidad muy arraigado en la ciudad: los talleres de reparación. Este año, otra vez, registrará varios cierres por cese de actividad, por jubilación de sus dueños o porque no hay relevos para negocios que sobreviven en plena tensión. Porque lo que sí hay es muchísimo trabajo en cartera, inversamente proporcional al inexistente relevo entre los empresarios o entre las plantillas. Faltan soluciones.

La realidad es cruda: no hay especialistas en chapa y pintura cualificados en Burgos. Según recoge en sus páginas de este miércoles el "Diario de Burgos", los pocos disponibles piden unas condiciones salariales imposibles para un pequeño taller -incluso hasta para uno grande-, mientras el volumen de trabajo sigue y sigue creciendo, obligando en muchos casos a horarios extraordinarios durante los fines de semana. Los tiempos de espera para reparar los daños en un coche se han disparado por meses y, lo que es más preocupante, no se vislumbra una salida a una crisis laboral que amenaza con terminar con los pequeños talleres familiares.

No en vano, los pocos que acaban en estas pequeñas empresas familiares, pronto son tentados por otras condiciones salariales y laborales más atractivas.Su fuga, cuestión de tiempo, es un drama, en muchos casos insostenible. 

En el sector, se estima que hace falta un rodaje de entre tres y cinco años de taller para alcanzar la experiencia, el manejo y la autonomía necesarios. Los pequeños empresarios saben, además, que esos trabajadores formados son siempre tentados con los sueldos y mejores condiciones de la competencia, ya sean otros talleres u otras fábricas.

La fuerza de la industria metalúrgica

En este sentido, estas pymes operan en una de las profesiones en las que hay más carencia de especialistas en Burgos, sin embargo, compiten directamente con la poderosa industria metalúrgica de los polígonos, que tiene la fuerza y los recursos para pagar más salario y ofrecer contratos con mejores horarios, incluso fines de semana y festivos excluidos.

El reclamo salarial de la industria es tan atractivo que son pocos los graduados en las escuelas de Formación Profesional -de centros de la ciudad como el Diego Marín Aguilera y el Padre Aramburu, por hablar de las que imparten módulos medios de automoción-, que acaban en un taller familiar que no puede pagarles, de entrada, como sí lo hace la industria en sus primeros años. El chapista mantiene aún un perfil artesanal, aunque cada vez menos, porque muchas veces una actuación en un vehículo consiste más en cambio de piezas que en su reparación

No obstante, esta crisis no sólo viene por la parte laboral sino también por la pérdida de rentabilidad de estas empresas, que achacan a los precios fijados desde las compañías de seguros, que son las que gestionan y median en más del 80% de las reparaciones que llegan a taller en la ciudad burgalesa. Hay algunas, aseguran, que llevan hasta quince años sin variar sus tarifas y con las que ya no trabajan, "porque lo haces a pérdidas", aseguran los propios talleres.

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