Reparación | ¿Barra libre de recambios con la impresión 3D?

Impresora 3D
Impresora 3D

Las impresoras 3D podrían suponer una revolución de tal calibre en un futuro próximo que los procesos industriales tal y como los conocemos hoy en día se reinventarían por completo. Cualquier tipo de sector puede ser susceptible de verse transformado por esta nueva manera de producir, incluido el de los recambios de automoción.

¿Imprimir un filtro o un nuevo amortiguador? ¿Por qué no? Esta nueva tecnología está empezando a dar sus primeros pasos, aunque eso sí, algunos son pasos de gigante. En Holanda un estudio de arquitectura está trabajando ya para construir un edificio con una mezcla de plástico y fibra impresos, en lugar de ladrillos. Asimismo, el pasado año ya se imprimió un coche hecho de plástico y acero, el Urbee 2, un híbrido de tres ruedas, que, de momento, es sólo un prototipo. Es más, en el pasado Salón de Ginebra, la empresa alemana EDAG presentó un chasis de automóvil hecho en 3D, impreso en una pieza, como si fuera una escultura, y con forma de tortuga.

Del mismo modo que se puede imprimir material de construcción o industrial se pueden imprimir piezas de recambio. ¿Supondría esto que cualquier reparador puede fabricar sus propias piezas? Sí y no.

En primer lugar hay que pensar algo que, a priori, parece obvio: para imprimir en 3D hay que tener una impresora 3D. Dada la envergadura de muchas de las piezas que se querrían producir la impresora tendría unas dimensiones y un precio absolutamente desorbitado para un cliente o un reparador normal y corriente.
En segundo lugar, hay que contar con los materiales. Habría que proveerse de diferentes tipos de metal sólo para una pieza simple, sin tener en cuenta las diferentes especificidades de cada producto, algo inabarcable para un reparador o un recambista pequeño.

Donde sí existiría un nicho de mercado interesante es en el mundo de las piezas de recambio exclusivas, ya sean para automóviles con unas características muy especiales o, por ejemplo, para recambios de coches clásicos. En un futuro puede que haya empresas que aprovechen el tirón de estas nuevas impresoras para especializarse y surtir a sus clientes únicamente con estos recambios pedidos expresamente por clientes que buscan diferenciarse encontrando recambios peculiares.

Por lo que cabría preguntarnos, ¿transformará esta tecnología el modelo de negocio del recambista? Analizando los puntos anteriores, puede que no, ya que, en principio, serán los grandes fabricantes los que sigan produciendo las piezas de los automóviles más generalistas aunque sea con estas nuevas impresoras. Lo mismo sucederá con los grandes grupos de recambistas que sí podrán tener a su alcance esta tecnología para seguir supliendo así a los demás escalones de la pirámide de la posventa.

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