Los neumáticos son uno de los elementos de seguridad del coche más importantes, pues suponen el punto de unión entre el vehículo y la carretera. Aunque como conductores podamos seguir una serie de consejos para que nuestros neumáticos duren más, su desgaste es algo que no podemos evitar, y precisamente su desgaste irregular es sinónimo de alguna avería en el vehículo.
Conducir con neumáticos desgastados aumenta considerablemente la probabilidad de sufrir un accidente, algo que se incrementa en condiciones de lluvia, nieve o hielo en la carretera. Debemos tener en cuenta que cuando la profundidad del dibujo se encuentra por debajo de 3 mm, el neumático pierde adherencia. Esto implica conducir con menos agarre, un aumento de la distancia de frenado además de tener más posibilidades de sufrir aquaplaning, derrapes y perdida del control del vehículo.
Por otro lado, no olvidemos que circular con los neumáticos por debajo del mínimo legal, es decir con una profundidad inferior a 1.6 mm no sólo tiene consecuencias económicas, también de seguridad. Además de consumir más y de incrementar el nivel de emisiones del vehículo, también nos exponemos a una cuantiosa multa, e incluso la inmovilización del vehículo si se comprueba que el desgaste del neumático es grave.
Ocho síntomas que indican que debes cambiar los neumáticos
- Desgaste irregular en los bordes. Ambos hombros se desgastan pero el centro se queda intacto. Esto se produce por un inflado insuficiente. Lo ideal es circular con las presiones que indica el fabricante según la carga que se lleve en cada momento.
- Desgaste en el centro del neumático. Si el desgaste se produce en el centro, es porque se circula con una presión excesiva.
- Desgaste irregular en el borde exterior o interior del neumático. Esto se produce porque el paralelo no está correctamente realizado y se sobrecargan los ejes.
- Desgaste en diagonal sobre el neumático. Esto se produce porque no rueda de forma uniforme y/o puede rebotar en los costados debido a un mal montaje de la rueda, desequilibrado o por un desgaste en los amortiguadores.
- Desgaste puntual. Esto se produce por derrapes, frenadas de emergencia y/o fallos en los frenos.
- Desgaste irregular en la banda de rodadura. Se produce por fallos en el ABS, bloqueo de frenos, desequilibrado, llantas deformadas o contaminación de agentes químicos.
- Abombamiento del flanco. Se producen por impactos contra bordillos o baches.
