El desgaste de los neumáticos no siempre es regular ni se produce por las mismas causas. Por ello, Feu Vert publica un post en el que detalla por qué se pueden deformar y desgastar las cubiertas.

Uno de los motivos por los que se produce un desgaste regular es por el retraso en el cambio de neumáticos. Factores como la temperatura, el mantenimiento, la carga, la velocidad, la presión y el estilo de conducción pueden hacer que sea necesaria una sustitución antes de los kilómetros previstos. Para comprobarlo, se debe prestar atención a la profundidad del dibujo de rueda, cuyo límite legal es de 1,6 mm.

También es necesario prestar atención a la presión de inflado, tanto si es insuficiente como excesiva, ya que es otro factor que afecta al deterioro de la rueda. Así, si hay menos presión de la debida su puede producir un desgaste irregular en los hombros y si es excesiva, un desgaste irregular del centro. Por ello, los fabricantes indican que es importante mantener la presión recomendada por el fabricante del vehículo o de los neumáticos, subraya el post.

Asimismo, los paralelismos o alineación incorrectos entre las cuatro ruedas del coche también causan desgastes irregulares. A estas causas se pueden sumar defectos en los frenos, problemas de suspensión o amortiguación en mal estado, lo cual provocar lo que se conoce como “dientes de sierra”.

Por otro lado, desde Feu Vert señalan que algunos síntomas de neumáticos deformados se pueden detectar a simple vista, como la profundidad del dibujo de la rueda, bultos, cortes, roces o la cristalización.

Además, el post subraya que unos neumáticos en mal estado pueden provocar un aumento de la distancia de frenado, la aparición de un comportamiento impreciso en el vehículo, llegando a la pérdida total de control del mismo, o favorecer el aquaplaning.