Sernauto (Asociación Española de Proveedores de Automoción) ha presentado los datos del sector correspondientes a 2024, en los que se confirma la entrada en una fase de desaceleración tras dos años de crecimiento, impulsados en parte por el efecto de la inflación. Así, en 2024, el sector de proveedores de automoción facturó 41.238 millones de euros en España, lo que supone un leve descenso del 0,7% respecto a 2023. A pesar de mantenerse por encima del umbral de los 40.000 millones, alcanzado por primera vez en 2022, el sector entra en una fase de ralentización tras esos dos años consecutivos de crecimiento: un 10,3% en 2023 y un 17,8% en 2022.
A pesar de los continuos esfuerzos e inversiones en tecnología, internacionalización y producción que realiza la industria española de proveedores de automoción, esta tendencia refleja la compleja situación que atraviesa la industria a nivel global, con unos volúmenes de producción bajos y unos márgenes muy ajustados. Asimismo, hay que tener en cuenta el impacto de la inflación, que sigue afectando al valor real de los ingresos.
Caídas en las inversiones en capacidades productivas e I+D+I
Teniendi en cuenta este punto de inflexión tras dos años de crecimiento, durante 2024, la inversión en capacidades productivas superó los 1.466 millones de euros, lo que representa una caída del 12,3% respecto al año anterior. Aun así, esta cifra evidencia cómo los proveedores continúan invirtiendo para seguir siendo una industria competitiva, innovadora y adaptada a las necesidades de sus clientes.
Lo mismo sucede con la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), que en 2024 alcanzó los 1.245 millones de euros, el equivalente al 3% de la facturación. A pesar de continuar siendo casi el triple que la media industrial en España, el dato supone una ligera caída del 2% respecto a 2023, lo que refuerza la necesidad de políticas públicas que favorezcan el desarrollo de proyectos de innovación en nuestro país.
El empleo, más allá de los 325.000 trabajadores
En cuanto al empleo, en 2024 el sector ocupó a un total de 325.200 personas directa e indirectamente. El empleo directo se mantuvo prácticamente estable, con 203.250 personas (descenso de un 0,7%), que se caracteriza por ser de calidad, repartido por toda la geografía y cada vez más avanzado tecnológicamente. Estas cifras evidencian el "compromiso de los proveedores de automoción con la adaptación tecnológica y el cumplimiento de los requisitos regulatorios, así como el esfuerzo de las empresas por preservar el talento y mantener su capital humano en un entorno especialmente complejo", valoran desde Sernauto.
Sin embargo, tras varios años de crecimiento sostenido, el descenso en los volúmenes de inversión plantea el riesgo de una desviación de los proyectos hacia otros países más atractivos, con mayores incentivos y condiciones más favorables para el desarrollo industrial.
Por ello, desde Sernauto quiere insistir en la importancia de la colaboración público-privada y solicita "a la Administración Pública la puesta en marcha de una estrategia ambiciosa, realista y coordinada, que permita atraer inversiones, fortalecer la autonomía estratégica y consolidar el liderazgo de España en la transición hacia una movilidad más sostenible, digital y segura.
Las exportaciones, en niveles de récord
“La industria española de componentes ha demostrado una gran resiliencia, pero el impacto de esta transformación sin precedentes, marcada por la descarbonización, la digitalización y las exigencias regulatorias, tiene implicaciones directas en los niveles de inversión y crecimiento de nuestras empresas, de ahí, los descensos observados en algunos indicadores clave, como la inversión productiva o en I+D+i, que alertan sobre la necesidad de una estrategia país firme que contemple medidas de apoyo más decididas, en especial para las pymes, con el objetivo de lograr atraer a nuestro país inversiones y proyectos de futuro con los que seguir siendo competitivos”, ha señalado Francisco J. Riberas, presidente de Sernauto.
En 2024, las exportaciones alcanzaron un total de 25.065 millones de euros, apenas un 0,3% menos que en 2023, por lo que se mantiene en niveles récord y representando cerca del 60% de la facturación total del sector, lo que demuestra la fortaleza de la industria española de componentes en mercados internacionales y refleja la importancia del comercio exterior como palanca de crecimiento para las empresas.
Por su parte, la facturación en mercado nacional alcanzó los 16.174 millones de euros, con una evolución dispar: la cadena de suministro cayó un 6,7% (hasta los 9.419 millones de euros), mientras que el mercado de recambios creció un 7,3% (hasta los 6.755 millones de euros), consolidando su papel clave en la actividad del sector.
Previsiones 2025
Según las primeras estimaciones de la Junta Directiva de Sernauto, en 2025 se prevé que, a pesar de seguir siendo un año duro, la facturación se mantenga con respecto a lo alcanzado en 2024, en línea con la ralentización motivada por volúmenes bajos de producción, gran incertidumbre a nivel global, márgenes ajustados y rentabilidad baja. También se estima que se seguirán realizando esfuerzos para mantener las cifras de empleo. A pesar de las dificultades, el sector continuará apostando por su compromiso con el talento, incorporando perfiles cada vez más digitales y tecnológicos.
Estas previsiones están sujetas a la evolución de la producción de vehículos, el mercado y la situación geopolítica y económica a nivel mundial.
Ante esta situación, el director general de Sernauto, José Portilla, ha insistido en "la importancia de activar medidas de apoyo eficaces para este sector estratégico, entre ellas, ha destacado la necesidad de mejorar los márgenes con los que operan los proveedores y de prolongar la colaboración público-privada mediante instrumentos como los Pertes y un Plan Renove ambicioso, que contribuya a la descarbonización y al impulso de la demanda.
Asimismo, ha advertido sobre "los riesgos derivados de la presión arancelaria" y ha abogado por "una política industrial europea fuerte, decidida y orientada a reforzar la competitividad de nuestras empresas".
“Necesitamos una política industrial firme y decidida que defienda la competitividad de nuestro sector tanto a nivel nacional como europeo, avanzar en la autonomía estratégica y facilitar la financiación a las empresas, especialmente a las pymes". En su opinión, es "clave para que puedan afrontar con garantías la transformación en curso, para ello, es urgente impulsar una nueva Ley de Industria con visión a largo plazo, que refuerce el peso de esta industria clave para la economía y sociedad española”, ha concluido Portilla.