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Chapa y pintura

Emilio García Latorre enumera los puntos clave donde tropiezan los talleres al valorar reparaciones de aseguradoras

El fundador de Expert Pericial expuso en el pasado Motortec las áreas de mejora en este área: "En muchas ocasiones el taller no tiene ningún tipo de estrategia".

Publicado: 20/05/2025 ·16:24
Actualizado: 20/05/2025 · 17:42
  • Emilio García Latorre, durante su ponencia. Imagen: CarsMarobe

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Emilio García Latorre, perito fundador y CEO de Expert Pericial, fue uno de los invitados de las charlas de GTI Academy durante el pasado Motortec, celebradas en el espacio de CarsMarobe. En su intervención, centrada en el perenne tira y afloja entre talleres y aseguradoras, repartió culpas entre ambas partes por igual. Así, aunque destacó que "en España, como gerentes de talleres, existen de los mejores reparadores de Europa, hay un grave problema gerencial". "Sin lugar a dudas somos capaces de reparar casi todo, pero existe una falta de formación en dirección de empresas que es común en todos los talleres".

En su intervención, con Infotaller como único medio presente, quiso dejar claro que no pretendía abanderar "el discurso de que las aseguradoras son las malas, no me quiero centrar en ello, porque hay parte de esta situación que es culpa de la aseguradora, sí, pero también hay parte que es del taller, que es el que mayor parte de control del problema tiene". "Pero, ¿cómo puede solventar este problema? Al final el dueño del taller es la persona que dirige, que tiene la visión y las estrategias, muchas veces se convierte en un trabajador más, no en la persona que está cargo del negocio y de su crecimiento, sino que está supeditado a una tarea operativa, en la recepción del cliente, en el puro trabajo técnico, lo que le impide dedicarse a pensar en la gestión: en cómo optimizar una carga de trabajo, cómo optimizar su mano de obra, cómo valorar más el precio de la hora de servicio, la eficiencia de cada trabajador...

"Es el principal problema que tienen los talleres que reparan carrocería, viene un perito de la aseguradora a determinar los daños de ese vehículo, se entablan una serie de diálogos y se exponen los criterios técnicos entre el taller y el perito y se conforma una valoración, no hay problemas en cómo lo hace el perito de la aseguradora, pero sí discrepo un poco en cómo es la metodología que tiene el taller de enfocar esta valoración de daños", diferenció. 

Y es que, en su opinión, "en muchas ocasiones el taller no tiene ningún tipo de estrategia, simplemente llega el vehículo, lo recepciona y se lo pasa al perito para que comience a peritar el automóvil, sin fundamento, sin argumento, sin absolutamente nada... Eso es preocupante, porque si tomas esta metodología, lo único que tienes es una lotería, porque el perito propone a la aseguradora que, al final, es el que le paga". 

"Nos encontramos con valoraciones que vienen de parte de la aseguradora con alguna estrategia o alguna práctica que tratan de minimizar el impacto económico de la valoración para el desembolso, algunas son más o menos éticas, por eso hay que ser capaces de detectarlas, de saber leerlas y defenderlas, cada uno con su propio criterio técnico debe ser capaz de aplicarlo con rigor para evitar ese tipo de situaciones", recomendó añadiendo que "hay una excesiva confianza en los peritos, pensamos que todos tratan las valoraciones con buena fe y muchas veces se imponen las auditorias de las aseguradoras, que impiden que se valore con objetividad".

"Sorprendentemente, cuando visito talleres, veo que algunos  carecen de un presupuesto válido, porque muchos de los que veo se han realizado con carácter comparativo y, bajo mi punto de vista, y el de los peritos, no tienen ningún tipo de validez, porque en una posición mercantil siempre hay personas interesadas, en este caso, el taller está interesado en una reparación y no va a tener la suficiente objetividad para valorar un vehículo: vas a tratar de meter este poquito de pintura extra o de meter esta hora de más....", denunció.

Prácticas nocivas y sus consecuencias para el taller

De este modo, García Latorre expuso en su presentación algunas de estas prácticas dañinas para la valoración y, por supuesto, para el resultado final económico:

  • Alteración de baremos de pintura: Supone una merma importantísima en la valoración de daños, se utilizan baremos propios, no los reconocidos legalmente y más extendidos, sino que se hacen manualmente sin ningún tipo de desarrollo técnico, por lo que lastran la valoración de la pintura. 
  • Insuficiente importe de mano de obra: Hay un gran problema en el sector con la mano de obra. Según las compañías, la mano de obra de se debe establecer con la media de mercado, pero yo aquí discrepo porque, si tu vecino tiene la mano de obra a 42 euros, tú no tienes porqué tenerla también a 42, porque puede ser que ese vecino haya adquirido la nave en herencia de su padre y tú sí tengas que pagarla, o lo mismo tú tienes cinco cabinas de pintura y el vecino de turno una, o él tiene siete empleados y tú sólo dos... Son aspectos financieros que, por supuesto, van a alterar el importe de la mano de obra. 

En este sentido, García Latorre considera que todo este tipo de situaciones, tiene una serie de consecuencias para el taller: 

  • Pérdida de rentabilidad: Es la más importante, porque desencandena mal ambiente laboral,  porque la propiedad ante una situación de pérdida de beneficios altera su humor, está más susceptible
  • Impacto en el sueldo de los empleados: Eso es un gran problema. Cuando la gran mayoría de los talleres en España están trabajando con un 1, 2 o un 3, incluso un 5% de rentabilidad, este escenario impide que haya un crecimiento económico y que, por tanto, tampoco haya contrataciones.
  • Grave problema de relevo generacional: Es uno de los problemas más severos que hay hoy en día en la posventa y, en buena medida, está generado por las malas condiciones contractuales que lamentablemente ofrecen los talleres. En muchas ocasiones, no es que el gerente no quiera ofrecer un salario, unas condiciones o un punto de trabajo mejores, simplemente es que su economía no se lo permite.

La importancia de la formación

García Latorre consideró "básica y fundamental" la formación en valoración de daños, en baremos de pintura y en todo este tipo de sistemas. "Es el lenguaje con el que se habla con las aseguradoras, tienen que conocerlo", resaltó como clave para encontrar soluciones reales como "valoraciones de daños independientes, porque son las verdaderamente objetivas e imparciales". 

"Las valoraciones de daños, aparte de ser un arte, tienen más complejidad de lo que parece pues no es algo simple o banal, requieren una metodología y una serie de interpretaciones, por ello, el taller está jugando a negociar con una aseguradora, así que una valoración de daños independiente siempre es más una solución que una alternativa", sentenció.

"Principalmente, el objetivo de la valoración de daños es una defensa y recuperación de la rentabilidad con criterios técnicos suficientes, al final, si uno tiene un volumen de 2.000 o 3.000 reparaciones anuales no sale rentable contratar a un perito, pero tenerlo cuando lo necesite, seguramente va a ser la mejor vacuna a este tipo de prácticas, porque vas a objetivizar, vas a poner otro criterio, otra metodología a la que utiliza el perito en sintonía con la aseguradora". 

Por último, García Latorre resaltó la "importancia de mantener al cliente informado". "El asegurado, el propietario del vehículo, debe estar completamente al corriente de lo que se va a hacer en su vehículo, de cómo se van a llevar a cabo estas prácticas", añadió antes de finalizar estableciendo una comparación con un cuadro renacentista, "La Escuela de Atenas", de Rafael, que ilustra las reuniones quee todos los filósofos y pensadores mantenían en Atenas, "época de bonanza y recuperación que ojalá pueda traducirse también en el resurgir del taller".

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