Talleres_del_siglo_XXI_Josep_Ferro Josep Ferro

| La respuesta está en los números… también en el taller | -

La respuesta está en los números… también en el taller
La respuesta está en los números… también en el taller

Nací en el 1968, mido 182 centímetros y peso 90 kg. En la campana de Gauss estoy dentro, aunque no en el centro. Soy padre de 3. El lío de tallas, imagínate, cifras y letras! Tengo 1 padre y 1 madre. Somos 4 hermanos y los padres son abuelos de 10 nietos. Mi colesterol es alto. La presión arterial y el ritmo cardiaco son bajos. Cuento años, pero también días y horas, euros, kilómetros, kilovatios, aunque naturalmente también cuento colegas, amigos, clientes, proveedores, equipamiento… veo cifras todo el día, muchas más que las de la nómina, visa, cuenta corriente o hipoteca. Al final de cualquier día es razonablemente fácil resumirlo en cifras.

Soy fanático de los números. De pequeño disfrutaba con las matemáticas y leí todo lo que cayó en mis manos. Me enganché a los sudokus y soy de los que todavía recorre librerías y navega por internet buscando libros y webs que revelen secretos relacionados con los números. La trigonometría, estadística, combinatoria, álgebra, las series y los limites, los teoremas y ecuaciones, los números primos, el azar, el increíble triángulo de Pascal, Fibonacci y su relación con la naturaleza y el arte, y otras mil aventuras numéricas suelen ser lecturas apasionantes.

Un día de 1998 (siglo pasado) dándole vueltas al dilema de padre primerizo sobre si tener hijos es caro, me fijé en ciertos números. Cuánto gastamos en pañales, leche en polvo y papillas, farmacia, guarderías, canguros, escuelas y en transporte escolar? Ni idea. La percepción era de mucho y fuera de control. Cuánto costaba el teléfono en 1998? Y hoy, con el cuento del ADSL, la fusión, los móviles (que ya no son gratis), la fibra y la TV (que dicen que va en el pack, pero que nunca incluye lo que quieres), qué pago a mi operadora de turno? Cuánto dejábamos en el mercado o en el súper?

Y en Ikea, comprando y montando cunas y camas efímeras y malísimas? Y en los restaurantes (que todavía hoy no saben dar de comer a los niños)? Y en vino? Y en libros? Y en viajes? La hipoteca era otro gasto fijo, lo tengo claro, pero… y todo lo variable-casi-fijo? Luz, gas, impuestos varios, ropa de unos y otros, calzado, seguros, mutua, óptica, dentista?

Hoy sé perfectamente que el dinero ni se perdía entonces ni se pierde ahora. Se gasta y tendemos a olvidar rápidamente en qué, sobre todo cuándo no nos interesa que los remordimientos nos torturen. Como un juego, aprendí a contar y, sobre todo, a anotar el dinero gastado. Fácil: diseñé una rutina, la alimentaba un par de veces por semana, y en menos de 3 minutos, listos!! Me acostumbré rápido a recordar las cosas básicas que había hecho y lo que habían costado. Y sigo haciéndolo. Muchísimas parejas/familias no tienen valor para anotar estas cifras, y sorprendentemente, acaban discutiendo…. por dinero!

Todos sabemos que 1 hora son 60 minutos, y que hay que cumplir con las aprox. 40 horas semanales. Pero, sabes que una semana tiene 168 horas? ¿y que lo aceptado por todos es dormir más horas de las que pasamos trabajando? 49 horas en la cama sobre 40 trabajando. Cuántas horas estás delante del televisor? Cuántas horas has estado fuera de casa, has perdido en un atasco o has dedicado al aprovisionamiento familiar? Cuántas has estado con la familia o con padres/abuelos? Cuánto deporte haces? Cuántos cafés te has tomado esta semana? Puede ser que tomes 1.000 cafés al año? Cuántos refrescos, vino o cervezas? Cuántos cigarrillos? Sabes lo fácil que es fumarse más de 2.000 cigarrillos al año? Cuántas llamadas, emails y whatsapps has atendido? Cuántas veces has consultado tu smartphone hoy? Y… has leído algo que no tenga que ver con coches, recambios o talleres? Cuántos libros hay en la pila de pendientes de leer? Te sabes la frecuencia de tus emisoras favoritas? Seguro que sí. Y cuántos números de teléfono recuerdas? Pocos y antiguos, seguro. A que te suenan cifras famosas como el 3.1415 y el 166,386???

Medir y retener todas estas cifras es un disparate, algo que intuimos imposible. Conocerlas con detalle nos ayudaría a solucionar algún problemilla que tenemos en nuestra vida, a conocernos y entendernos mejor, o quizás nos haría infelices.

En cambio estamos acostumbrados a manejar otro tipo de cifras que nos hacen sentir bien, orgullosos de nuestro trabajo. Horas disponibles, horas productivas, horas facturadas, productividad, pasos de taller, euros facturados, objetivos, porcentajes, recambios, márgenes, rápeles, comisiones, absentismo, descuento, tasa horaria… Y, cómo no, ratios que se desprenden de operar todas con todas. Luego vienen las cifras relacionadas con los costes básicos: personal, alquiler, energía, mantenimientos y reparaciones, amortizaciones, consumibles de taller y poco más.

Desgraciadamente en las noticias, relacionadas con lo nuestro, las únicas cifras que vemos son las de coches vendidos. Y noticias que acerquen la posventa a la gente normal, y que no sean los anuncios (trampa) de las aseguradoras, piensa… el número de accidentes, heridos y muertos en la carretera los fines de semana. No se me ocurre nada más. Y ya luego nos hablan de la tasa del paro, el IPC, etc… porque de la prima de riesgo, que alcanzó los 550 puntos en agosto del 2012, y que hoy ya nadie sabe que está alrededor de los 100 puntos, nadie habla. Las cifras de temperatura y litros tienen mucho éxito en los medios, el % de los embalses cuando no llueve también, los muertos en un atentado, y últimamente muchos números relacionados con las re-re-re-elecciones.

Medir, contar, almacenar datos, asusta. Es lo que hacíamos en el colegio y lo que hace Hacienda y el banco por nosotros. Hay una corriente critica que viene a decir que dedicamos demasiado tiempo a guardar datos y que luego no sabemos qué hacer con ellos. Tema para otro debate. Hay mil excusas para justificarse a uno mismo no medir lo básico.

Entonces, mi consejo: mide tú también. Y sobre todo…. Anótalo. Guarda los datos. Organízalos. Gustarán más o gustarán menos, pero los datos serán datos y te ayudarán a tomar decisiones, a defender tu posición, a justificar tus éxitos o fracasos y cuando los necesites, serán tu mejor aliado, tu gran argumento. Y en tu vida personal, también. Te ayudarán a conocerte mejor. Inténtalo. 1 mes. Muchos se rinden enseguida porque no les gusta lo que se desprende de los datos, y argumentan que no tienen tiempo. Si superas los 2 meses verás qué rápido te acostumbras a almacenar tus datos y a reflexionar y tomar decisiones (o no) basadas en datos objetivos.

No digo que no puedas vivir feliz basándote en la intuición y despreocupado de las cifras, presupuestos y desviaciones con el año anterior. Lo que intento decir es que la memoria es corta, y que cuantos más datos conozcas, mejor te conocerás, y menos te costará tomar decisiones consecuentes y acertadas. Controlar y saber, en la empresa y en tu vida, te ayudará a identificar y solventar problemas. ¿Es el camino para ser más feliz?

Y otro dato curioso…. Cuántas veces te acuestas a la vez que tu pareja, y a ninguno de los 2 le duele la cabeza?

Hazte un favor. De todo lo que te interese de verdad, mídelo y anótalo!!

Contra el entusiasmo, las opiniones, las creencias... Datos!

Aunque nos dé miedo a aceptarlo, no tengo ninguna duda: la respuesta está en los números!

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Sobre el autor

Ingeniero Industrial. Veterano del Taller, la Logística, y ahora en el mundo de los Hospitales.

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