Nuno Monteiro, un mecánico de Góis (Coimbra, Portugal) no lo dudó. En su población surgió el último foco del gran incendio, declarado el 17 de junio en Portugal y que ha dejado un balance de 64 fallecidos y más de 200 heridos, y prestó desinteresadamente sus conocimientos en reparación para arreglar los camiones de los bomberos desplazados para sofocar las llamas.

“Desde que comenzó el fuego, no he parado de hacer salidas a todas las horas, por la mañana, durante la tarde o de madrugada para reparar camiones de los bomberos que están apagando el fuego", explicaba Nuno, como recoge el diario digital vigués Atlántico.

Por su experiencia tenía claro que ese tipo de vehículos están sometidos a mucha presión debido a su uso y requieren de solvencia técnica constante.

La tarde del 21 de junio fue su última salida tras recibir un aviso urgente para auxiliar en el pueblo de Alveres a un camión cisterna que llevaba agua para una de las tanquetas de extinción.