Los talleres de reparación y mantenimiento de vehículos, según estimaciones de la Federación Española de Empresarios Profesionales de Automoción (Conepa), facturaron cerca de 12.300 millones de euros en 2021, lo que se traduce en el 21% más de lo facturado en 2020. Las cifras, como es habitual otros años, van en la línea de lo estimado por Infocap para la Ruta del Taller 2022, que en esta ocasión eran incluso menos optimistas que las de Conepa, al estimar un crecimiento de la facturación con respecto a 2020 del 15,4%.
En cuanto a la comparativa con 2019, el volumen de negocio en 2021 supuso un 2,7% menos. Los datos globales son valorados como positivos, al estar por encima de las expectativas de Conepa, que estimaba una caída de entre el 3% y el 4%.
Tras un primer trimestre con cifras inferiores en un 12% al mismo periodo de 2019, y marcado por la borrasca “Filomena” y las restricciones a la movilidad, abril supuso “un punto de inflexión, claramente confirmado por los meses sucesivos, especialmente a partir de junio”, dicen desde Conepa.
TENDENCIAS Y PREOCUPACIONES PARA 2022
La tendencia a la estabilidad se prolongó a lo largo del año 2021, y muy especialmente en los últimos dos meses. ”Quizá la mayor sorpresa para nosotros, pues contábamos con la marcada ralentización que el sector acusa hacia el final del año como tendencia habitual y que en 2021 no se ha producido”, afirma Victor Rivera, secretario general de Conepa.
“En lo que no hay mucha diferencia con respecto al primer semestre en destacar una mejor evolución de la mecánica rápida (mantenimientos generales) y la electromecánica en general sobre la carrocería, aunque esta también mejora su comportamiento en cuanto a demanda de servicios”, aseguran desde la Federación.
En cuanto a empleo, los niveles vuelven a la etapa precrisis sanitaria. En estos momentos, unas 151.000 profesionales trabajan en el sector de la reparación y el mantenimiento de vehículos en España.
Entre las preocupaciones de los talleres para 2022 destacan la pérdida de rentabilidad en las empresas, causada, por una parte, por los altos costes de estructura, el aumento en el precio de los recambios y otros suministros, la presión de los grandes clientes (aseguradoras, empresas de renting y flotas); los “tiempos” de evolución hacia la nueva movilidad y la necesidad de hacer frente a inversiones; la cualificación de los profesionales, tanto en cuanto a reciclaje como en los jóvenes que se incorporan a la vida activa…; y la incertidumbre en cuanto a la evolución de la economía en los próximos años.
