El freno de estacionamiento o de mano de un vehículo es uno de los elementos de seguridad más utilizados y que en raras ocasiones se avería. A pesar de ello, necesita un correcto mantenimiento para que cumpla su función.

Es un elemento al que el conductor debe tener un fácil acceso. En los vehículos más pesados suele accionarse mediante un pedal con el pie. Y en los coches de carreras se emplea el freno de mano hidráulico para que el turismo pueda derrapar en las curvas cerradas.

Para solucionar cualquiera de sus problemas o ajustar su funcionamiento requiere de la mano de un profesional. A la hora de detectar una avería hay determinados síntomas a los que prestar atención, según señalan desde Talleres AGM.

La avería más habitual es que no realice su función correctamente. Se puede detectar cuando el piloto del cuadro de mandos no se enciende a pesar de accionarlo o porque el vehículo se mueve a pesar de ello. En este caso, puede deberse a un mal estado de sus componentes. Si la varilla o los cables que conectan con las ruedas traseras están doblados o dañados no realizará su función.

También puede ocurrir que el tensor esté flojo, por lo que habrá que reajustarlo ya que, de no hacerlo, no realizará bien su función. En el caso de no encenderse el piloto, es posible que las piezas estén dañadas u oxidadas.

Por otro lado, si cuesta demasiado esfuerzo accionar la palanca del freno de mano es posible que los cables, los forros de los frenos o las pastillas estén desgastados y ejerzan demasiada presión. Por el contrario, si la palanca no se mantiene subida puede deberse a que el dentado o el trinquete de fijación estén rotos.

Llevar a cabo un correcto mantenimiento es esencial para garantizar el buen funcionamiento del freno de mano.