La Generalitat, sobre las ayudas a talleres y recambistas: "Es un tema de competencia estatal"

La directora General de Comercio, Muntsa Vilalta i Cambra, responde a la petición de CIRA y Fecatra y asegura que la Generalitat ya ha manifestado su desacuerdo con los CNAE incluidos, ya que no representan a todos los sectores.

Cira y Fecatra argumentan que no hay razones objetivas para que no se les incluya en las ayudas

En respuesta a la carta de la Asociación Catalana de Recambistas (Cira) y de la Federación Catalana de Talleres de Reparación de Automóviles (Fecatra), en la que solicitaban a la Generalitat de Cataluña que distribuidores de recambios y talleres pudieran beneficiarse también de las ayudas extraordinarias Covid, la directora general de Comercio de la Generalitat, Muntsa Vilalta i Cambra, ha respondido que la exclusión de distribuidores y talleres del Real Decreto ley 5/2021, por el que se establecen medidas de apoyo extraordinario para negocios que se han visto afectados por la pandemia del COVID- 19, es un tema de competencia de las instituciones estatales, que no está claro todavía cómo se llevarán a cabo estas ayudas y que la Generalitat ya ha manifestado su desacuerdo con los CNAE incluidos, ya que no representan a todos los sectores.

Los presidentes de Fecatra, Celso Besolí Capdevila, y de Cira, Juan Rodríguez Perdigones, confían en que la Generalitat haga suya la reivindicación del sector de distribuidores y talleres catalanes y su petición sea escuchada en los foros en los que está representada.

Sin razones objetivas

Recordemos que las dos asociaciones argumentaban en su escrito que “no hay razones objetivas para discriminarnos y no ayudar a empresas de nuestros sectores que hayan sufrido caídas de facturación del 30% o más”. Además, el hecho de que en las actividades de distribución de recambios y reparación de automóviles haya un gran número de pymes, micropymes y autónomos, impide recurrir a los Expedientes de Regulación Temporal de Ocupación (ERTO), salvo en caso de cierre total de las instalaciones. Y aseguraban que “una vez volvimos a la actividad, tuvimos que recuperar a nuestras plantillas para asumir el nivel de servicio que se nos exigía, pero no hemos tenido herramientas para modular correctamente la relación demanda de servicios/fuerza laboral disponible”. El resultado ha sido una inevitable caída de la facturación, que amenaza, en muchos casos, la supervivencia de los negocios.