Neumáticos | El mantenimiento en invierno: nueve puntos clave

Confortauto Hankook Masters centra sus consejos de cara al mantenimiento y revisión del vehículo en esta época en dos ejes: los elementos que unen el vehículo al suelo y los que intervienen en la visibilidad y la iluminación.

Neumáticos, batería, alumbrado, frenos o suspensión son algunos de los elementos a revisar de cara al invierno
Neumáticos, batería, alumbrado o frenos son algunos elementos a revisar en invierno

Es importante que de cara al invierno y, sobre todo, si se va a realizar algún viaje, conservar el vehículo en buen estado. Las condiciones climatológicas adversas se recrudecen y tormentas, niebla hielo y nevadas pueden dificultar el trayecto mientras se conduce. Por este motivo, Confortauto Hankook Masters aconseja prestar máxima atención al correcto estado del vehículo y detalla nueve puntos a los que hay que prestar especial atención de cara al invierno.

El primero de ellos son los neumáticos, que deben estar en buen estado durante todo el año. Si no tienen la presión correcta o el dibujo de la goma está desgastado, la unión del vehículo al asfalto resulta insegura. La bajada de temperaturas en invierno, la nieve y la mayor frecuencia de precipitaciones facilitan que el asfalto esté mojado e, incluso, helado o nevado cuando circulamos. Por ello, la revisión de los neumáticos es primordial para evitar efectos como el aquaplaning. Debemos tener en cuenta la presión que nos recomienda el fabricante y comprobarla periódicamente para detectar si hay pérdidas. También es conveniente verificar con regularidad el desgaste y la profundidad, ya que la profundidad del dibujo no debe ser inferior a 1,6 milímetros (límite legal establecido), si bien es aconsejable su cambio cuando la profundidad sea inferior a 3 milímetros. Otra alternativa son los neumáticos de invierno, que sustituyen a las cadenas cuando éstas son obligatorias y son la opción perfecta para circular con seguridad en condiciones de frio, lluvia, hielo o nieve.

Igualmente importante es la revisión de la batería, pues las bajas temperaturas pueden incrementar la posibilidad de que se descargue. Normalmente, la batería no necesita mantenimiento, más allá del cambio al finalizar su vida útil, que suele ser de entre 3 y 5 años. Llegado a este promedio de edad, es recomendable cambiarla antes de encontrarse que el coche no arranca o que lo hace con mucha dificultad. En los talleres especializados, como los de la red Confortauto, pueden ejecutar un diagnóstico de su estado y predecir si fallará pronto.

Absolutamente necesario que el sistema de alumbrado funcione a la perfección en invierno, ya que gran parte del tiempo al volante transcurre en condiciones de baja luminosidad. Verificar que todos los faros se encienden (posición, cruce, carretera, freno, marcha atrás, intermitentes y antinieblas) y ajustar la altura de las luces es una medida importante de cara a la seguridad del conductor y del resto de usuarios de la vía. Recuerda siempre la importancia de ver y ser visto.

Especialmente si se habita en zonas con temperaturas bajo cero, es vital comprobar el estado del líquido refrigerante, que es anticongelante hasta determinada temperatura, pero con el uso va perdiendo propiedades. Comprobar el nivel, y reponerlo en caso necesario, y el color del líquido es una buena medida para detectar su eficacia. Si el líquido es de color vivo, ya sea amarillo, rojo o verde (los hay de distintos tonos) podemos estar bastante seguros que se encuentra en estado óptimo. Si presenta un color más traslúcido o sucio, es señal inequívoca de que se ha deteriorado y sus capacidades anticongelantes han bajado notablemente. En caso de duda, lo más oportuno es cambiarlo.

En los meses de frio es esencial que el limpiaparabrisas se encuentre en buen estado de funcionamiento y sustituirlos cuando estén desgastados. Aunque visualmente presenten buen aspecto, pueden tener la goma reseca, ya que los cambios bruscos de temperatura, las largas exposiciones al sol y el paso del tiempo juegan en su contra. Si al eyectar agua en el parabrisas no barren bien, es hora de cambiarlos. De paso, puede comprobarse si hay suficiente líquido lavaparabrisas y rellenarlo en caso necesario. Este ayudará a descongelar el limpiaparabrisas y evitará roturas de los manguitos, bomba y del recipiente de líquido.

El sistema de climatización es clave para reducir la condensación en el habitáculo y desempañar los cristales, por lo que su correcto funcionamiento cobra gran importancia para combatir el frío y ofrecer máxima visibilidad. Si el radiador de la calefacción se obstruye por culpa de los residuos sólidos que flotan en el circuito del refrigerante, es importante acudir al taller de confianza para llevar a cabo una limpieza meticulosa del mismo y de todo el circuito de refrigeración.

Igualmente importante, para garantizar buena visibilidad, es el correcto funcionamiento de la luneta térmica trasera. Su función es eliminar la condensación y el vapor que se acumula en la parte trasera, mejorando la visibilidad. Si el cristal se empaña o es incapaz de eliminar el hielo de la luneta, es posible que se haya fundido el fusible o que algún filamento se haya deteriorado. En tal caso, acudir al taller para que investiguen el problema y solucionen la avería.

Los frenos y la suspensión son dos elementos clave para la estabilidad del vehículo y para la seguridad de sus ocupantes. En el caso de los amortiguadores, debemos revisarlos cada 30.000 kilómetros o si notamos que el vehículo rebota demasiado al pasar por tramos con irregularidades. El sistema de frenos se debe revisar periódicamente. Es importante comprobar que pastillas y discos estén en perfecto estado y que el nivel del líquido de frenos sea el adecuado (se debe cambiar entre 40.000 y 60.000 kilómetros). El mal estado de estos componentes alarga la frenada y aumenta las posibilidades de sufrir un accidente.

Especialmente importante es hacer un buen mantenimiento y revisión del aceite, sobre todo, después del verano o del invierno, épocas en las que las temperaturas pueden tener un mayor impacto sobre los componentes del vehículo. Los lubricantes minimizan el desgaste de las piezas del motor, canalizan las partículas metálicas surgidas de ese desgaste hacia el filtro, ayudan a la refrigeración y evitan diminutas fugas en el circuito por sus propiedades sellantes. Por tanto, además de sustituirlo cuando indique el fabricante (entre 5.000 y 30.000 kilómetros, según modelo), hay que revisar su nivel, al menos, una vez al mes y siempre antes de un viaje largo. Si es bajo, conviene acudir al taller a realizar el cambio.

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